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Quien
no dijo nunca si era titadine o no lo era; quien no tiene una
idea preconcebida de lo que debe salir de la comisión
parlamentaria para terminar de machacarlos; quien no puede caer
en la manipulación del reloj, no marques las horas de Aceves;
quien no recibió SMS alguno en su móvil; quien no llamó a nadie
por teléfono antes ni fue llamado no es un policía, ni un
portero automático. Es un perro. Un perro al que se le pueden
aplicar los títulos heráldicos de una vieja ciudad castellana:
muy noble, muy leal, heroico. El noble, leal y heroico Haníbal.
Cuanto más leo y oigo de la comisión parlamentaria, más me
gustan los perros. Estos perros policías que hacían a Jean
Cocteau inclinarse por los gatos: "Prefiero los gatos a los
perros porque no hay gatos policías". Aunque defensor de los
gatos, en este punto de la comisión parlamentaria difiero de
Cocteau, porque allí da la impresión de que miente hasta el gato
y que el único que dice la verdad es el perro Haníbal. Cuyo
acompañante, el policía nacional Francisco Javier Alemán Belizón,
ha confesado que el pastor alemán fue el que se comió solito el
marrón de la "folloneta" de la Alcalá de Henares. Por menos le
dieron a Pepe Bono la Gran Cruz del Mérito Militar y con el
pobre Haníbal, ya ven, ni han tenido la delicadeza de citarlo a
declarar.
Haníbal y su colega Loby, que si el primero se
comió el marrón, el segundo lo devoró con ansia, pues fue el
único que entró en la "folloneta" a la hora de los disturbios.
Loby sí que hubiera dicho la verdad, si hubiesen tenido la
delicadeza de citarlo a declarar sin persona interpuesta. Total,
¿no están compareciendo muchos otros perros, no están diciendo y
haciendo perrerías, no tratan de presentar asuntos tales que les
decimos que a otro perro con ese hueso? Pues Haníbal y Loby
probablemente hubieran puesto las cosas en su punto. ¿Que los
perros no hablan? ¿Quién ha dicho eso? Hablan con la mirada. La
mirada de Haníbal y de Loby ante la comisión lo hubiera dicho
todo. Nadie puede resistir la mirada de lealtad de un perro
cuando quieren maltratarlo. Hubieran comparecido complacientes,
con el concurso de intérprete. ¿No quieren que se hablen todas
las lenguas del Estado en sede parlamentaria? Pues que se hable
también el idioma perruno. Los perros hubieran hablado como el
Gato con Botas en "Shrek 2". Hasta nos habría valido el mismo
traductor simultáneo: Antonio Banderas. Más de la causa no
hubieran podido encontrar un intérprete para que nos dijera esa
verdad que sólo saben, como La Lirio y yo, Haníbal y Loby.
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