Yo
me creía que el campo del Betis estaba en el Paseo de la Palmera, pero estaba muy
equivocado. Igual que con el derribo de los restos del Stadium de la Exposición
Iberoamericana de 1929 era el mayor campo del mundo, puesto que desde el Gol Sur no se
veía el Gol Norte, ahora seguramente tiene que haber cruzado el Atlántico, haber llegado
a Estados Unidos y estar no solamente en Nueva York, barrio de Manhattan, sino en la
mismísima Wall Street. De otra forma no me explico que de golpe y porrazo Lopera haya
roto a hablar en dólares. El mundo con la crisis en todo lo alto, las Bolsas por los
suelos, y Lopera aforando su ego de nuevo rico en millones de dólares... En dólares
largó fiesta contra Oliveira, en dólares presentó a Jaques y en dólares ha comparecido
junto a Ayala, que tiene nombre de delantero antiguo de los palanganas:
-- Jaques fue comprado junto a
otros tres futbolistas por un total de doce millones y medio de dólares.
¿Dónde ha aprendido Lopera a
contar en dólares? Valora las obras del estadio en millones de dólares. Pone el precio
de Alfonso y de Finidi en millones de dólares. Me parece que hasta esa inteligente mujer
que es la señora de Ruiz de Lopera, cuando va a la plaza en La Barzola le dice al del
pescado:
-- Niño, la pescada, ¿a
cuántos dólares el kilo está hoy?
Si quieren ser béticos de
verdad, del sector loperista ( que servidor no usa), ya saben. Una convidá de cerveza con
tapas son cinco dólares; una carrera de taxi desde el Cortinglés a Los Remedios, casi
diez dólares, Al gorrilla que está de guardacoches no le debes dar menos de un dólar
cuando te encuentra sitio. Y así sucesivamente.
Me sorprende que con la guasa
que hay en Sevilla sigan tomando en serio a un nuevo rico que de la línea blanca pasó a
la línea verde de los billetes, billetes verdes, pero qué bonitos son (en dólares), que
cantaba Manolo Escobar. Estoy por decirle a mi admirado Narrativa Araujo que en la
próxima comparecencia de Lopera ante las alcachofas y los plumillas, repregunte:
-- Oiga usted, Lopera: y los
doce millones y medio de dólares, ¿cuánto es en yen?
Cuanto más bético me siento,
más horror me da Lopera. Lopera cree que ha inventado al Betis. Sólo le falta poner en
el nuevo platillo volante de La Palmera una columna como las de la Alameda y colocarse en
lo alto, en plan Hércules me fundó. Lopera ignora que el Betis es una larga procesión
de sufrimientos, que no hubiera sido posible sin los que lo precedieron. Querer ponerle
"Estadio Ruiz de Lopera" al campo del Betis es como quitarle lo de Santiago
Bernabeu al campo del Madrid para llamarlo Estadio Lorenzo Sanz. Lopera quiere que nos
olvidemos de don Benito Villamarín, del Betis glorioso de Luis del Sol y de Rogelio, de
la primera Copa del Rey de España. Producto del felipismo residual de Andalucía y
recuelo de la cultura del pelotazo, Lopera es de los que quieren convencer a la gente de
que antes de él no hubo nada. Y de los muchos Betis posibles, en las últimas semanas
está presentando el Betis más odioso. Hay un Betis refinado de Ignacio Sánchez Mejías
y un Betis zarrapastroso, espantoso, de las desgreñadas Abuelas del Betis y de un borrico
pintado de verde. Lopera va por esto último, añadiéndole encima un factor de
cursilería importante, un viaje de Kanfort en el pelo y la soberbia presunción del nuevo
rico, la cultura del haiga: tenemos el mejor equipo de la Historia Sagrada, Ayala
es el mejor central del mundo... ( Calla que se dejó ir a Jarnic, el mejor interior del
mundo, y a Ríos, el mejor defensa de España.) Lo mejor que haiga. Ojalá sea
así. Yo, de momento, como bético del sector sufridor, lo único que veo es que ese
Denilson que le ha costado seis mil cero veinticuatro millones parece todo lo más
un niño de los Maristas que está jugando a la pelota en el recreo.