Tras las elecciones europeas y la sorpresa de las sorpresas escribí un artículo que se titulaba "Podemos". Como esto es El No Parar y el que avisa no es traidor, le advierto, oh lector, que se encuentra usted ante una segunda parte, con el añadido de las amenazas a la desmembración patria que los separatistas están obstinados en perpetrar el domingo, con la ayuda inestimable de Bob Esponja.
Podemos pensar que si el Gobierno de la Generalidad ha prohibido los toros en Cataluña, ¿cómo es que ellos mismos han convocado esta charlotada del día 9, en la que la que van a superar ampliamente las bufonadas del Bombero Torero, de Llapisera y de la Banda del Empastre?
Podemos considerar que el tal Junqueras tiene una planta de Bombero Torero del separatismo que no se puede aguantar.
Podemos seguir sacando en conclusión que los Siete Niños de Écija, digo, de Pujol van de Enanitos Toreros. (Enanitos, sí, pero con unas cuentas corrientes en Andorra y en Lichtenstein que no te quiero ni contar).
Podemos advertir que las dos varas de medir siguen funcionando a pleno rendimiento. La Junta de Andalucía le ha quitado su medalla a Isabel Pantoja (¡qué bien canta la condenada!), pero al mismo tiempo ha encargado una partida importante de Sidol para fijar, limpiar y dar esplendor a la medalla que no le ha quitado bajo ningún concepto al condenado juez prevaricador don Baltasar Garzón.
Podemos sospechar que el tal Garzón, con su reluciente Medalla de Andalucía, anda tras la decisión de la juez argentina María Romilda Servini de Cubría, que tiene que ser algo así como La Monja Jartible, pero con toga. Con ese nombre de telenovela, María Romilda ha pedido la extradición del malagueño don José Utrera Molina, ex ministro de la Vivienda con Franco. Cuyos "crímenes de guerra" consistieron en dar piso oficial a los 125.000 sevillanos que se quedaron sin vivienda a causa de la riada del Tamarguillo de 1961, así como construir enterito el Polígono de San Pablo, Los Pajaritos, La Barriada de Paz y si quieren sigo poniendo nombres de barriadas oficiales levantadas bajo su mandato como gobernador de Sevilla.
Podemos preguntar si Pablo Iglesias y sus seguidores han elegido ya sitio para el pedazo de monumento que le van a tener que levantar a Granados, su muñidor electoral, por los millones de votos que les ha dado.
Podemos cavilar que si Podemos no le levanta ese monumento a Granados, y otro a Bárcenas, y otro a Rato, y otro a Acebes, y otro, colectivo, a los Jetas de la Tarjeta, es que son unos desagradecidos. Que en el refrán riman con mal nacidos.
Podemos considerar que tenemos una derecha electoral tan temeraria que con tal de dar por saco a Rajoy y mostrarle su mosqueo por la promesas electorales incumplidas es capaz de votar a Podemos y llevarla al Gobierno.
Podemos mirar el mapa y el reloj para determinar, si de Venezuela y de Cuba, con la jarca de Pablo Iglesias, estaremos a cinco minutos o a siete. A más no vamos a estar como Podemos gane las elecciones, que conste.
Podemos recordar la suerte que tiene el PSOE, que todo el mundo ahora dale que te pego con lo del trincón Granados y con Acebes, y nadie se acuerda, en cambio, de aquella granazón de Filesa, Malesa y los maletines de los convolutos del AVE por debajo de la mesa. Ni de Mienmano, que lo era del vicepresidente del Gobierno. Y parece que aquí nunca hubo dos ministros socialistas, dos, en la cárcel por meter la mano en los fondos reservados. Ni que un director general de la Guardia Civil se quedara con el dinero de los huérfanos. Y es como si en los EREs nadie se ha hubiera quedado con el dinero de los parados.
Podemos establecer que hemos pasado de la España del Pelotazo a la España del Mangazo: la España del No Parar. -
Podemos y Ganemos están ahora frente a frente ante Robemos y Perdamos. Versión 2014 de las dos Españas de toda la vida. De toda, ay, la muerte de la Patria...
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