El Mundo, martes
15 de septiembre de 1998
El
ejemplo de un novillero
Raúl Coricol se despide llorando tras cortarse la coleta
Estábamos
en el patio antequerano de la Casa de las Columnas de Juan Manuel Blázquez, de charlita
con el gran Muñoz Rojas, cuando una señora dijo como cumplido: "José Antonio es el
mejor escritor que tenemos en Antequera". Ante la sonrisa del gran escritor, le dije:
"Señora, yo sacaría a Muñoz Rojas del término municipal ..." Leyendo el
periódico de ayer, me dieron ganas de decir lo mismo a Carlos Crivell. Titulaba su
crónica sobre el debú del novillero Raúl Caricol en Sevilla: "Un ejemplo a seguir
por otros toreros". Yo lo sacaría de la fiesta nacional. El debutante Raúl Caricol,
de Constantina, dio el mitin. Dos avisos. Tras lo cual, llorando , se fue a los medios y
se cortó allí mismo la coleta. Lo del "debú y despedida" de la cruel habla
taurina lo cumplió al pie de la letra.
El ejemplo de Caricol debería
ser declarado obligatorio no sólo en el toro, sino en todos los ámbitos de la vida
nacional. El que pegue el petardo, que se corte la coleta. A los albañiles. Si Almunia
hubiera seguido el ejemplo de Caricol tras las primarias, Borrell no hubiera tenido ayer
que entonar la palinodia con el estoque simulado. Por no haberse cortado a tiempo
González la coleta, pasa lo que pasa en la cárcel de Guadalajara. Y así en todo. Hay
por ahí algunos que pasan hasta por maestros de la medicina, de la empresa, de las
inversiones, que aunque pegaron el petardo en su debú, como persistieron en el error,
siguen dando el mitin todos los días. Y la gente, sufriendo las consecuencias. En esta
nación de chapuceros, cuánto cuesta reconocer que no se sirve para una cosa... Y que
conste que dejo el remedio a la incompetencia en el corte de coleta. Otros llegarían más
lejos. Otros pedirían que los incapaces que padecemos no se cortaran la coleta, sino la
colita.
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