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La
otra noche, en Vía Digital, ponían una película americana de
un consejo de guerra en la que Tom Cruise iba de oficial de la
Armada. Me la encontré empezada y me dije:
-- ¿Qué hace ahí Rivera Ordóñez vestido de marino?
Ahora, con el brazo en cabestrillo, Rivera se parece todavía
más a Tom Cruise. Como si se hubiera lesionado en un rodaje. No
ha tenido que llegar agosto para que se extienda por España la
solanesca pieza del hule de las enfermerías. Medio escalafón
taurino o está con una cornada, o con un hueso roto, o con un
codo fastidiado. Los mejores carteles se pueden cerrar con las
figuras ausentes: José Tomás, Joselito, Enrique Ponce, Rivera
Ordóñez, Paco Ojeda, Juan Mora. Todo cartel bien rematado a la
altura de abril o de mayo tiene ahora encima el preventivo de la
sustitución de la figura. Cuando hay escaso interés del
público, hace mal tiempo y suspenden una corrida los taurinos
dicen que no se da porque ha llovido en la taquilla. Ahora la
cornada la lleva también la taquilla. La gente quiere ir a ver
en su pueblo a Tomás o a Ponce, y no entiende de barcos del
interés de la sustitución por el triunfador en San Isidro,
cuyo nombre tan no les suena, que ni tienen una novia que salga
en televisión.
Con medio escalafón en el hospital se demuestra una vez más
lo obvio: que los toros les pegan cornadas de verdad a los
toreros de verdad. Que al toro, como dice Romero, no se le puede
comprar ni se presta al pasteleo del tráfico de influencias. Y
se demuestra que estos hombres, como antiguos dioses griegos,
están hecho de otra madera. Almorzaba la otra tarde en La
Dorada de Sevilla y en la mesa frontera me encontré con Paco
Ojeda:
-- Torero, ¿pero a usted no le pegó el sábado una cornada
un toro en Burgos?
Me dijo, con hieratismo de héroe de guerra mítica, quitando
importancia con el diminutivo:
-- No, fue una cornadita, en una semana estoy toreando. Lo
peor es este dedo roto...
Como están hechos de otra pasta, de las cornadas, por gordas
que sean, se recuperan en una semana. Pero en los partes de la
verdad del hule, muchos toreros tienen lesiones de futbolistas.
Claro, tanto pegar lances a la verónica Raúl con el percal de
la bandera cuando la Novena, que los toreros han acabado
teniendo lesiones de futbolistas.
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