Antonio
Burgos: «A los que estamos hechos para vivir en
Sevilla no hay quien nos eche» (Entrevista
en la serie "Sevilla entre dos voces" de ABC de Sevilla, por Angel
Pérez Guerra)
Por vacaciones, La Ese 30 no
se publicará durante el mes de agosto
Lunes 29: Agua Marqués de la
Minilla
Como Sevilla tiene tan buen agua como mala leche,
Emasesa recomienda que nos dejemos de cuentos de Zambra, de
Fontvella y de Lanjarón y que la bebamos del grifo, que es tan
pura y cristalina como la mejor y tiene más controles de calidad
y salubridad. Pues naturalmente. (Cómo será de buena el agua de
Sevilla, que hasta Isabel Rodríguez de Quesada la embotella como
perfume y colonia o bautiza con ella una cadena de encantadores
hoteles con encanto entre los siete mil millones de hoteles nuevos
que se gestan, porque eso es una gesta). O sea, que a los
consumidores no tiene que convencernos Emasesa del buen agua que
tenemos. En su casa todo el mundo bebe agua del grifo. Lo difícil
es fuera de casa. En los restaurantes es donde Emasesa tiene que
cargar la mano en su campaña. Por muy pocos tenedores que tenga
el restaurante, en ninguno sirven la mejor agua, que es la de
Emasesa. Claro, con una jarra fresquita de agua de El Aaiun (de El
Aaiun...tamiento) no pueden luego meterte una estocada en las
agujas de la factura. Por eso sugerimos a Emasesa que centren esa
campaña de consumo de agua del grifo en una promoción especial
para la hostelería. El prestigio del agua de Sevilla es cuestión
de nombres. Basta con ponerle por delante un título nobiliario a
los pantanos que nos surten de agua tan rica para que así tome el
prestigio de un Rioja, un Rueda o un Rivera. Por ejemplo, que en
los bares y en los restaurantes la gente pida una botella de
Marqués de la Minilla, cosecha del 2001, o un botellín de Conde
del Gergal, gran reserva de la sequía del 89. Al agua de Sevilla
sólo le falta el prestigio de una marca. Así que nada, nada: a
pedir Marqués de la Minilla del 2001 cuando comamos fuera de casa
se ha dicho...
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Domingo 28: Manteros en la
ciudad sin ley
Esto de que Sevilla sea una ciudad vieja y sabia
tiene sus ventajas. No todos van a ser inconvenientes de
excavaciones arqueológicas para que las obras que cortan sus
calles duren más todavía. La Policía Nacional por un lado y la
Local por otro le han dado un palo importante a los delincuentes
contra la propiedad intelectual que se dedican a vender por cuatro
perras gordas discos piratas, copiados en serie en laboratorios
electrónicos clandestinos y que distribuyen por menos de cuatro
perras gordas todavía los manteros, que son los camellos del
tráfico de copias ilegales de grabaciones de todo género
musical. La palabra parece nueva: "manteros", por la
manta sobre la que extienden su delictiva mercancía sobre las
aceras. En Sevilla, manteros es vieja palabra gremial que hasta
tiene su nombre en el callejero. Manteros es el nombre tradicional
de la calle General Polavieja, donde está El Portón, para que se
orienten. En aquellos bares, durante la postguerra de dictadura,
tenían su lonja los estraperlistas, los traficantes de carencias
ajenas, que en la España de las cartillas de racionamiento
vendían allí vales de gasolina o de cemento o licencias de
importación de coches. Por una película de la época, los
sevillanos le pusieron "La ciudad sin ley" a la calle
Manteros. Y por las ventajas de la Historia que decimos arriba, en
el eterno retorno de la ciudad, la Policía detiene ahora los
manteros en la ciudad sin ley.
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Sábado 27: Los tironcillos
Ya tenemos una Policía Municipal con más jefes
que indios, con un superintendente (que es título de peli de
polis de la tele) y con dos jefes. Ya tenemos cerrada la vieja
Comisaría de la Gavidia, en cuyos calabozos y despachos de la
Brigada Social los demócratas detenidos escribieron la historia
preconstitucional de la libertad. Ya tenemos la historia completa
del criminal que asesinó a tiros a un profesor en la calle San
Luis, el cual contaba con un historial de 28 detenciones
anteriores (esto es, 28 jueces que lo habían puesto en libertad).
Pero nada de todo eso que tenemos en esta ciudad tan policialmente
caliente es como el análisis de situación que ha hecho esa
lumbrera de la seguridad ciudadana que es Antonio Ortega. Anda que
así va a traer muchos turistas a Sevilla el consejero de
Turismo... Pero tras el grito en el cielo de los hosteleros ha
inventado un término que es una preciosidad. Una tipificación de
delito que merecería la puerta grande del Código Penal: el
tironcillo. El tironcillo es como el rebujito del tirón. La
manzanilla de la delincuencia rebajada por la gaseosa del
consejero. Lo que padecemos no es una tormenta de crímenes
mayores y menores, a los que no pueden hacer frente unas
dotaciones policiales a todas luces insuficientes. No. Sepan que
lo que padecemos es "una oleada de tironcillos". Y lo
demás, pues igual: escalillos para robar los pisillos,
butroncillos en las joyeriíllas, atraquillos a las
gasolinerillas, robillos de carterillas de los bolsillos incluso
dentro de las tiendecillas, cristalillos rotillos en los
cochecillos para robar las maletillas a los turistillas, hurtillos
de telefonillos portatilillos... Cosillas...
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Viernes 26: Un martillo
Hablar de cofradías en pleno verano ya tiene casi
menor mérito que hacerlo en plena Cuaresma. De cofradías no se
deja de hablar en todo el año. Todo el año es Semana Santa. En
lo que Sevilla ha avanzado más en los últimos decenios ha sido
en información, crítica y opinión cofradieras. Páginas y más
páginas en los periódicos, todo el año. Si de los entresijos de
la política municipal supiéramos tanto como de los capilliteos,
aquí tendríamos el mejor periodismo local de Europa y el
protagonismo civil mayor de Occidente. Cualquier sevillano sabe de
cuanto ocurre en la hermandad de las Siete Palabras bastante más
de lo que pasa en la Junta de Andalucía. Igual que en Madrid hay
confidenciales políticos en Internet, en Sevilla los tenemos
cofradieros, como La Pasión Digital. Ahora todos están
preocupadísimos por el futuro de un martillo. Cierto que ese
martillo no es un martillo cualquiera. Vamos, que no es el
martillo de la ferretería del ídem. Suena ese martillo en la
madrugada y se pone a andar nada menos que El Que Todo Lo Puede.
Pero ni los inversores de Bolsa hablando del Ibex 35 y del rebote;
ni los accionistas de Telefónica hablando del golpe de timón en
la compañía; ni los expertos en Derecho Internacional hablando
de Perejil; ni los técnicos turísticos hablando del bajón de
reservas hosteleras ponen el énfasis, el interés y el
apasionamiento que los sevillanos comentando lo del martillo
famoso. En Sevilla por un martillo se mata y se muere. No sabemos
si esto será bueno o será malo. Es así.
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Jueves 25: Las cuentas de
Carrillo
El dicho señala que hay verdades, mentiras y
estadísticas. Añadimos que dentro de las estadísticas hay
estudios sobre frecuencias y porcentajes y datos municipales de
don Emilio Carrillo. Como el cuponazo: cada día un numerito con
los números estadísticos y los aforos. El famoso ojo del buen
cubero está tuerto al lado de la visión de lince del señor
Carrillo para aforar magnitudes económicas de Sevilla. Tú le
preguntas, por ejemplo, a Carrillo cuánto producen anualmente las
cervecerías con tanque de salmuera y te lo dice al instante,
cuadrado al céntimo. Con decir que Carrillo tiene hasta contadas
las tiendas de venta de camisetas turísticas que hay en
Sevilla... Las cuentas del gran capitán Carrillo han determinado
ahora que la Cumbre Europea supuso para Sevilla unos beneficios de
66 millones de euros, ni un euro más ni un euro menos. Animamos
al señor Carrillo a que prosiga con sus estudios en este prodigio
estadístico y diga a la población ahora cuánto le están
costando las obras en curso a los comerciantes. No a los de toda
la ciudad. Nos conformamos con que afore en euros la ruina de los
comerciantes de Sierpes y de los comerciantes de Virgen de Luján.
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Miércoles 24: Delantal de
faralaes
Si por Barrio de Santa Cruz entendemos una Sevilla
falsa y folklorizada para uso de turistas, con restaurantes de
menú, paella, sangría y silueta de cocinero anunciándolos a la
puerta y una tienda de camisetas cada dos portales, hay que
reconocer que dicho barrio está llegando hasta la orilla del
río. Entre el Museo de la Plaza de los Toros, más visitado que
el de Bellas Artes, y los tablaos flamenco-turísticos del Paseo
Colón, con los autobuses a la puerta, el Barrio de Santa Cruz, a
lo largo de Alemanes y García de Vinuesa, se extiende ya hasta el
Arenal y el río. Si quieren comprobarlo, vayan a Antonia Díaz
esquina a Iris, por donde entran las cuadrillas a la plaza. En los
bajos de la casa donde vivió Antonio Ordóñez se acaba de abrir
una tienda de camisetas, que de aquí a nada colgará la fachada
con los habituales catálogos de artículos "kitsch"
para uso de turistas. Las camisetas en la calle Antonia Díaz son
un azulejo que marca el nivel de esta riada de la degradación de
la ciudad: "Hasta aquí llega ya el agua hortera de la
Sevilla de las Camisetas del Barrio de Santa Cruz". De las
camisetas y de la máxima aportación de la tecnología punta de
lo hortera: el delantal de faralaes. Sevilla, que aportó a la
cultura universal el mito de Carmen y el de Don Juan, contribuye
ahora con la invención del delantal de faralaes.
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Martes 23: Censo de pájaros
Leímos el título y pensamos: "Hombre, menos
mal, ya era hora de que alguien empezara a hablar claro en la
ciudad de las falsedades y comenzara a llamar a las cosas por su
nombre". El título, ustedes lo verían también, decía ayer
mismo en estas mismas páginas: "Una asociación censará los
pájaros de Sevilla". Pero nuestro gozo en un pozo. Nos
fuimos a la página a la que remitía ese sumario de llamada y un
chasco: nos encontramos con que la entidad en cuestión era la
Sociedad Española de Ornitología, y que los pájaros en
cuestión no eran los que pensamos, sino pájaros impropiamente
dichos, inofensivos, simpáticos, como el avión común, el
vencejo, la tórtola turca, los gorriones y las golondrinas. A ese
censo no le encontramos el menor mérito. El que de verdad
tendría mérito sería el otro, el de los verdaderos pájaros de
Sevilla, menudos pájaros. De esos pájaros sí que está llena la
ciudad, todo el mundo los conoce, pero nadie se atreve a decir sus
nombres, y menos por escrito. Sevilla padece estos pájaros, que
cambian de plumaje y de color conforme va haciendo falta según
las situaciones políticas, pero que en el fondo (y en la forma)
siguen siendo los mismos pájaros de siempre. No hay quien se
atreva a censar estos verdaderos pájaros de Sevilla, de altos
vuelos, rapaces, con manos prensiles. Bécquer escribió, en plan
sociedad ornitológica, de las golondrinas que volverán sus nidos
a colgar. En eso se diferencian los pájaros ornitológicos de los
verdaderos pájaros; que, a diferencia de las golondrinas de
Bécquer, ni se van ni vuelven. Hace siglos que no se mueven, los
tíos.
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Lunes 22: Muros perimetrales
Ya casi nadie se acuerda del muro de la calle
Torneo, que debería estar en un censo de símbolos de la Historia
de Sevilla. Uno de los grandes gozos colectivos de las vísperas
del 92 fue verlo caer. Como su tocayo el de Berlín, con la caída
de aquel muro se simbolizaban muchas cosas. Empezaba un tiempo
nuevo para Sevilla, una nueva época. Pero andando el tiempo,
Sevilla se nos ha llenado de nuevos muros, también simbólicos
del tiempo que vivimos. Nunca hubo más tapias metálicas, verjas,
vallas que las que cercan Sevilla con motivo de las tropecientas
mil obras en curso, para desgracia de comerciantes, desesperación
de conductores y sufrimiento de peatones. Sales de tu casa por la
mañana y te preguntas: ¿qué nueva calle me encontraré cortada
hoy con una verja o una valla metálica? Ahora el azar llega a la
Encarnación, como ya llegó a Marqués de Luca de Tena, a Felipe
II, a Sierpes, a Virgen de Luján. A media Sevilla. En la
Encarnación van a hacer una tapia para el futuro aparcamiento.
Pero como eso de "tapia" suena muy feo y muy molesto, le
han buscado un nombre eufemístico, muy de acuerdo con ese
Diccionario Español-PGOU que suele manejar el Ayuntamiento. Los
que están dando tanto por saco en la Encarnación son los
"muros perimetrales" del aparcamiento. Así que ya lo
saben: Sevilla no está llena de vallas de obras, de verjas y de
tapias, sino de muros perimetrales, que siempre son más
llevaderos.
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Domingo 21: Esta luz de Velá
Es muy fácil hablar de la luz de primavera en la
ciudad, está al alcance de cualqwuier letrista de seviullanas o
de pregonero de la Semana Santa en una peña bética. Tampoco es
complicado hablar de la luz de Sevilla en el otoño, íntima como
una plazoleta, serena, secreta. Nadie habla de esta luz de
procesión de la Virgen del Carmen, de esta luz de Velá de Triana.
Es la luz única de los lentos atardeceres de los días más
largos. Paraíso cerrado para pocos, que hay que comtemplar desde
el puente, desde los jardines de la orilla del río, desde el
largo paseo de la vieja y nueva Torneo. Va poniéndose el sol y en
el cielo se dibuja la más hermosa paleta de los rosáceos, que
luego viran a violáceos, a càrdenos, a malvas. Se pone el sol
tras el Aljarafe y quedan unas nubes que parece eternizan esos
rosáceos reflejos. En un instante, ya no se ven esas nubes y todo
se torna azul. Primero un color turquesa intenso, casi acuífero,
que nos hace pensar que la mar de Huelva se ha puuesto de golpe
sobre la cornisa aljarafeña. Y luego, el azul de la noche,
intenso, salpicado de estrellas, con la fresca mareíta que viene
del río. Supremo espectáculo de la luz, sorprendente noticia de
cada noche. Medalla del amor de la ciudad con su luz. Ese
atardecer de ayer no será el mismo que el de mañana. El de
mañana será más hermoso todavía.
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Sábado 20: Rojos semáforos de
la madrugada
En materia de seguridad en el tráfico, todo debe
ser como aquello que cantaba el recordado Bambino de Utrera:
"Y tó me parece poco." Nos parecen pocos los controles
de alcoholemia que la Guardia Civil pone al azar de horas y de
sitio muchos fines de semana, de madrugada, en las entradas y
salidas de Sevilla, especialmente en los archipiélagos
discotequeros. Pero hay otros controles, dentro de la ciudad, que
deberían hacerse igualmente, en cuanto evitarían una situación
tan peligrosa como la de los conductores pasados de copas y de
maracas. Nos referimos al control de los semáforos. Creemos que
Sevilla es el lugar del mundo donde más semáforos en rojo se
saltan los conductores durante las madrugadas de los fines de
semana. Va coche con tres muchachos y los altavoces de la radio
puestos a toda pastilla, y es que no falla: se saltan los
semáforos en rojo por colleras, como jugando a la ruleta rusa de
la circulación. Si no pasan más desgracias es porque el San
Cristóbal que está en la iglesia del Salvador echa horas
extraordinarias estas noches. Para evitarle el trabajo, la
Policía Municipal debería montar un plan para hacer de una vez
respetar los semáforos de los cruces. Y nada decimos si a los que
detuvieran tras saltarse el semáforo con toda temeridad le
hicieran luego la prueba de alcoholemia.
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Viernes 19: Inquietud por la
Olavide
La Olavide me inquieta. No me refiero a la calle
Olavide, de prostibulario recuerdo, que va de San Eloy a
O´Donnell. Sevilla dedicó al asistente indiano una calle de mala
nota, que era como dársela a su memoria liberal en la ciudad
inquisitorial. La memoria de Olavide fue rescatada poniendo su
nombre a la Universidad promovida por la Junta. ¿Por qué Olavide
y no San Isidoro o Trajano, mucho más importantes para nuestra
cultura? Y si era por asistentes, ¿por qué Olavide y no Arjona,
el protomontpensier que nos dejó Las Delicias? Ah, porque ni a
San Isidoro ni a Arjona le podían dar carné del PSOE, como de
hecho se lo han dado póstumamente al limeño don Pablo. Puesto el
nombre, me inquietó luego la política de brazos abiertos de la
Olavide con el encierro anunciado y orquestado de los simpapeles.
¿Pero esto qué es? ¿Una Universidad pública o una ONG? El
tiempo, que todo lo pone en su sitio, hasta va a poner en el suyo
a los consentidores del encierro. No acaba ahí mi inquietud. Por
la televisión ponen un anuncio de la Universidad Pablo de Olavide,
como un banderín de enganche, con un campus paradisiaco y una
imagen fresca e inequívocamente americana. Más inquietud. ¿En
qué quedamos? La Olavide, ¿está a favor de África o del "american
way of life"? ¿Y por qué la Universidad Hispalense no se
anuncia en televisión? Seguro que en los impresos de matrícula
de la Olavide pone como los discos de los conjuntos de moda que
compran los chavales: "Anunciado en televisión".
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Jueves 18: Un día de julio
Hoy, 18 de julio. Lo que vamos a decir no es un
retruécano, ni una pajarita de papel hecha con una hoja de
almanaque: qué maravilla que el 18 de julio no sea ya el 18 de
julio, sino un día cualquiera del verano. Democracia se llama la
figura. El 18 de julio tiene lo que se merece: el olvido. El
olvido de la sangre. Se han impuesto las palabras de don Manuel
Azaña en la tierra de Queipo de Llano: "Paz, piedad,
perdón". Terrible Sevilla la de aquel lejano día de calor,
cuando había tiros en la Plaza Nueva, y cañonazos sobre el Hotel
Inglaterra, y barricadas en San Marcos y San Julián, y militares
leales a la Constitución fusilados, y cadáveres por las calles
de Triana, y voluntarios que se tiraban de espontáneos a la
sublevación contra el gobierno legítimo, con una escopeta y un
brazalete en su chaqueta blanca de hilo. Los nuevos sevillanos no
saben lo que pasó aquel día de julio. Ni falta que hace. Mejor.
Por no quedar, ni van quedando testigos de aquellas tristes horas.
Lo venturoso es pensar en este día de julio que aquel otro día
de julio nos queda ya tan lejano en la Historia como la invasión
de los franceses o la muerte del Conde del Águila. Por no quedar,
ni quedan recuerdos de aquella totalitaria paga del 18 de julio
que "los productores" (como los llamaba la dictadura) se
gastaban en la terraza de Baturones, en papelones de gambas y
macetas de cerveza. Gracias a Dios, para que tomemos ahora cerveza
y gambas ningún dictador tiene que recordar el aniversario de la
sangre de su golpe de Estado.
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Miércoles 17: Nuestro Valle
Nuestro Valle no es Valle Inclán, ni Valle
Arévalo, ni el Jardín del Valle. Nuestro Valle es el poeta
Adriano del Valle (Sevilla, 1895-Madrid,1957), el de "Arpa
fiel", el de "Lira sacra", el de "Los gozos
del río", el que mantenía conversaciones con Fernando
Villalón a través de los aparatos ultraístas de la telefonía
celeste, en una perenne "Primavera portátil". De
Adriano del Valle nadie se acuerda en su tierra, nadie conoce sus
versos. Es más políticamente rentable hablar de los socorridos
Antonio Machado o Luis Cernuda. Donde sí se acuerdan de Adriano
del Valle es en Madrid. Hoy a mediodía, dentro del Plan Memoria
de Madrid, aquel Ayuntamiento le dedicará una placa-homenaje, que
será descubierta en la casa número 34 de la calle Ibiza, donde
vivió y trabajó en mil menesteres de su sobrada capacidad
literaria, cuando Vázquez Díaz lo retrataba vestido de fraile
mercedario y era gente importante en la España de las letras.
Sevilla se lo pierde, el recuerdo del poeta de "Por Judá
quiebran albores" o de la perfecta décima concepcionista:
"Desde el sol, pura y morena,/baja, sí, viva en el
viento,/con un grácil movimiento,/ya que está de gracia
llena./¡Qué blanco y qué azul estrena/sobre una Luna
encendida!/Nazarena fue su vida,/ pura y limpia, aureolada;/
Concepción Inmaculada/aun después de estar parida".
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Martes 16: Un semáforo en la
Plaza de América
El pasado día 5, en este rinconcito, dijimos:
"El Paseo de las Delicias, a la altura de la Plaza de
América, a partir de las 12 de la noche, es el epicentro de la
movida de copas del Parque. A un lado, el Líbano con su terraza y
sus jardines y sus siete mil muchachos con copas. Al otro, el
Alfonso y el Bilindo, con siete mil muchachos más y siete mil
copas más. Pasan los copeantes de un lado a otro, del Líbano al
Alfonso, jugándosela... En ese sitio había antes al menos un
paso de cebra. Repintaron la señalización horizontal de Las
Delicias y lo quitaron. Lo que advertimos en tiempo y forma, para
que urgentemente vuelvan a poner ese paso de cebra, antes de que
una de estas madrugadas ocurra lo inevitable." Pues mucho
más en tiempo y forma, no han pasado ni diez días de la
publicación de aquella advertencia cívica cuando la Delegación
Municipal de Tráfico ha puesto en Las Delicias, ante la Plaza de
América, no un paso de cebra, sino un semáforo con todos sus
avíos. Ole. La madrugada ya no será un riesgo para la vida de
esos muchachos de las terrazas, ni la mañana para los padres que
vuelvan con sus hijos desde las palomas de la Plaza de América al
coche aparcado en la otra acera de Las Delicias. No anunciamos la
grata nueva para ponernos medallas, sino para ponerlas al concejal
de Tráfico y a su sensibilidad para estas pequeñas grandes cosas
que describen el buen gobierno de una ciudad mucho más que los
proyectos gigantescos.
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Lunes 15: San Pablo, aperejilado
Ya que está tan de actualidad el Peñote, Islote
o Piedra de Mechero de Perejil, digamos que el aeropuerto de San
Pablo se aperejila cíclicamente. Llegan allí una docena de
(vamos a decir) señores con una patrullera, digo, con unos taxis,
desembarcan en la parada y plantan su bandera de soberanía en el
oscuro túnel de aquella tierra de nadie. No reconocen la
autoridad municipal sobre aquel territorio y desencadenan un
conflicto bilateral para los pasajeros, especialmente los
extranjeros que llegan al Sur desnortados y no saben cómo
trasladarse hasta el hotel donde tienen hecha la reserva. Aparte
del cíclico conflicto, San Pablo es escenario donde tristemente
se comprueba la habitual falta de autoridad municipal. Los
llamados agentes de la autoridad son a veces agentes de la nada.
Por eso es más que encomiable la decidida postura del concejal
don Blas Ballasteros, que en el recurrente conflicto le quita el
habitual brillo de la ausencia al principio de autoridad y la
ejerce con todas sus consecuencias, mojándose en sus firmes
decisiones de prevalencia de la ley frente a los chantajes
gremiales. Si el turismo es nuestra principal industria,
ejerciendo con responsabilidad y firmeza su autoridad, el señor
Ballesteros defiende uno de los principales recursos económicos
de la ciudad, como es la puerta de llegada de los que vienen a
dejarse aquí su dinero.
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Domingo 14: Vascos y Perejil
junto al Arco
En la ciudad de las lenguas de acero inoxidable y
de triple filo, le han criticado tela a Javier Arenas que en su
primer regreso a Sevilla como ministro de Administraciones
Públicas haya ido a la Macarena, a postrarse a los pies de la
Virgen de la Esperanza. (Aunque iba sin su otra Macarena: Macarena
Olivencia, su mujer). No es para escandalizarse: es para echarse a
temblar. Arenas habló con Aznar, tomó posesión, entró al
despacho nuevo, pidió los papeles, se los llevó a su casa y
estuvo toda la noche sin dormir, porque aparte de estudiarlos era
para no pegar ojo lo que se encontró: el ultimátum de las
transferencias de los vascos le da en todo el bebe a su
Ministerio. Estudiados los papeles y vista la situación, se dijo:
"Esto de los vascos se está poniendo de una manera que aquí
no queda más que pedir la divina protección de la Virgen de la
Esperanza". Y se fue derecho a la basílica en cuantito se
bajó del Ave. No se escandalicen tanto, pues, porque mañana o
pasado aparecerán también por allí Federico Trillo el de
Defensa y Ana de Palacio la de Exteriores. Quienes no sólo
pedirán la protección de la Esperanza, sino que ordenarán al
hermano mayor Juan Ruiz Cárdenas que acuartele a todos los
efectivos de la Centuria Romana en una cuartelada de Mercasevilla,
gandinga y banda del cabo Hidalgo incluidas, por si hay que
enviarla también urgentemente en helicóptero a la Guerra del
Perejil. (Y al Peregil también habrá que mandarlo, para que les
riña a los moros cantándoles una saeta. Es la única forma de
que se vayan: "¡Que va a cantar Pepe Peregil!". Y los
moros, juannajela de Levante...)
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Sábado 13: Tecnología punta
para los cupones
Los vendedores del cupón, sus pregones en las
mañanas de los mercados, forman parte del paisaje inmemorial de
Sevilla. En cada barrio, en cada zona del centro comercial, saben
sus nombres, hasta la historia triste de cómo llegaron a la
ceguera. La ONCE les puso a muchos de ellos quioscos verdes en
esquinas señaladas, con esas ventanillas como de sucursales
bancarias de la suerte que tienen también algo de estancos, de
expendedurías del cuponazo. Otros siguen de ambulantes, en la
tradición callejera de los iguales para hoy. Pero muchos
ambulantes se han hecho en cierto modo estables, y hemos observado
que han llegado a Sevilla las nuevas tecnologías de la venta del
cupón. Las habíamos visto antes en Cádiz, y quizá allí las
inventaran, como la Lotería Nacional. Son esos como tendederos de
la suerte, los aparatos de listones metálicos como candelabros de
siete brazos, en que el vendedor cuelga con alfileres de palo
todos los números que lleva a la venta y se sitúa cada día en
el mismo sitio. Los hemos visto delante de la Capillita de la
Puerta Jerez, en los soportales de las antiguas Galerías
Preciados en la calle Méndez Núñez, en la ahora entoldada
Campana, pero están en muchos sitios de Sevilla más, en el
centro y en los barrios. Se imponen las técnicas de venta y el
marketing de la presentación de toda la mercancía a la vista del
público. Vaya para todos estos trabajadores invidentes la luz de
nuestra felicitación por la incorporación de esta tecnología
punta del tendedero de la suerte a la magia del sueño millonario
del cupón.
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Viernes 12: Achabacanamiento con
camisetas
¿Es el Giraldillo el símbolo de Sevilla? Era. Es
la pregunta que hay que hacerse y la respuesta que hay que darse
si se recorren las tiendas turísticas del barrio de Santa Cruz,
el de las camisetas colgantes. A juzgar por los recuerdos que
quienes nos visitan se llevan de la ciudad, debemos aceptar que el
símbolo de Sevilla ya no es el Giraldillo, sino la camiseta. El
barrio de Santa Cruz y alrededores es el lugar turístico donde
hay más tiendas de camisetas y más camisetas puestas en las
fachadas del mundo. Cada dos portales, tres tiendas de camisetas,
con el género colgado a la puerta: el algodón malo, malo, malo
con las estampaciones, ora del elogio de la siesta, ora de un toro
imitado de Osborne, ora con el panegírico de la calor. El barrio
de Santa Cruz está achabacanado, quién lo desachabacanará...
Degradado además por los pizarrones del menú turístico de los
12 euros con sangría incluida. De los bizarrones solemnes de la
plata indiana de la Catedral, a estos pizarrones abyectos al lado
de las camisetas. Urge, pues, una Policía Estética del Barrio de
Santa Cruz, que prohiban colgar de camisetas las fachadas. Hay que
salvar a la Sevilla que se llevan en el recuerdo los turistas de
esta imagen chabacana de talla XL. Camisetas, además, que con
tantísimas tiendas que las venden, seguro que ni son negocio.
Pasamos por la Borceguinería la otra tarde y los dependientes de
las siete mil tiendas de camisetas se estaban quitando las moscas
a guantás...
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Jueves 11: Y aun dicen que el
café es caro...
Dijimos que Tetuán (entendiendo también
Velázquez por Tetuán) era una calle como los bistés empanados
por lo fino: a la milanesa. Y que tenía indices europeos, no
sevillanos, de sitios donde tomar café: ninguno. Un caballero de
la Real Maestranza de Hostelería de Sevilla, con los cuatro
apellidos probados en la barra y en la cocina, nos escribe para
explicarnos por qué no hay bares en la calle Tetuán. Nos dice en
su carta:" A propósito de "La calle sin bares", la
respuesta es de lo más fácil: hoy hacen falta unos cien metros
cuadrados para montar una cafetería o un bar medio qué. En la
calle Tetuán, a dos kilitos la unidad del metro cuadrado de local
comercial, el precio de ese local suma doscientos milloncejos de
nada. Añádanse treinta o cuarenta más para instalaciones y
decoración y calcúlese, al euríbor más el uno por ciento: ¿a
cuánto tendría que cobrar mi hipotético colega el café para
llegar a fin de mes? Vamos a conformarnos con que no nos abran
allí otro MacDonald's." Y aún dicen que el café es caro...
Dichos quedan, pues, en tiempo y forma los términos de la
estructura económica del café, por la que no hay forma de tomar
un cortado o una leche manchada en la calle Tetuán. Patria por
cierto de la negrita del caracolillo de La Colonial, que aún
sigue anunciando sus cafés en el azulejo publicitario del final
de la calle San Jacinto, junto a la Cruz Roja de Triana.
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Miércoles 10: El pescao según
Sevilla
Aunque ahora esté, como la ciudad entera, cercada
por las vallas de las obras del aparcamiento de Adriano, la
terraza del antiguo Bar Colón sigue siendo un clásico de la
noche sevillana para tomar el fresco cenando pescao frito.
Revitalizado el negocio por el emprendedor Félix Cabeza como La
Dorada del Paseocolón, aquello sigue siendo templo del buen
pescao frito. Y allí observamos cómo el arte sevillano de freír
pescado ha sido colonizado por Málaga. El diligente camarero nos
dijo: "¿Les traigo unas puntillitas, unos calamaritos, unos
boqueroncitos y unos chanquetitos?". Le dijimos: "No,
eso vamos a dejarlo para Málaga. Nos va a traer usted pescado
frito, pero a la sevillana. Así que va usted a hacer el favor de
ponernos unas acedías, unos chocos y un poquito de adobo, todo
bien fritito y crujiente, y no con ese empapochamiento de color
gris de la Costa del Sol". Y llegó, espléndida, la bandeja
del frito variado sevillano, doradita la color de su fritura en La
Dorada. Le presentamos armas de tenedor y rendimos merecido
homenaje a la memoria del Bar Colón de toda la vida,
liberándonos de paso de la moda cenachero-malagueña que invade
restaurantes y bares. Hay que rescatar el verdadero contenido del
cartuchopescao de Pepe Luis, porque últimamente lo han llenado de
puntillitas y boqueroncitos, cuando el Séneca de San Bernardo lo
llevaba de pescada de la freiduría de la Puertalacarne, cortada
en rodajas bien finitas, frititas y coscorruítas...
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Martes 9: De la Magdalena a
Sierpes
Es lástima que el Ayuntamiento no dé
oficialmente las cifras, ni que la CEA se preocupe de buscarlas
para desmentir el tópico de la falta de iniciativa empresarial en
Sevilla. Nos referimos a las restauración y reutilización de
edificios en curso en el centro de Sevilla. Si quieren verlo
física y simbólicamente, dense un paseíto desde la Magdalena, a
lo largo de la calle Rioja, hasta Sierpes, y vayan contando
andamios de obras en las fachadas de edificios existentes. Las
restauraciones privadas ganan a las vallas de las obras
municipales, que ya es decir. Ahora es cuando de verdad (y no
cuando el 92 famoso) se está revitalizando y reutilizando el
conjunto del caserío de Sevilla. Entonces fueron cuatro
monumentos sueltos con dinero público los que se sacaron de
brillo, pero ahora es la ciudad toda, gracias a la iniciativa
privada. Nos sorprendería el número de miles de metros cuadrados
rescatados, si dieran las estadísticas. Cuando Uruñuela y Pérez
Escolano contemplen esos andamios pensarán con satisfacción que
valieron la pena los disgustos que se llevaron en su primer
democrático sueño de salvación y rescate de la ciudad. Y quien
tenga memoria cercana, de hace apenas diez años, comprobará que
ya no se da una sola mano de revetón a una fachada para cubrir
las apariencias, sino que de hecho estamos levantando una Sevilla
nueva tras los muros de la ciudad de siempre. Con una tienda de
Zara o un Café de Indias en los bajos, por descontado...
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Lunes 8: Tetuán, la calle sin
bares
Se ha revitalizado pero de qué manera desde que
la peatonalizaron. ¿Nos permiten que digamos que la calle Tetuán
se ha hecho casi más europea que sevillana, con sus blancos
escaparates y sus rotulaciones como de por ahí? Pues dicho queda
en tiempo y forma. La gente pasea o va de compras por Tetuán como
si estuviera en Milán; no en balde a ella sale la antigua calle
Lombardos. En los eternos duales sevillanos, en la oposición
Sierpes-Tetuán ha ganado comercialmente esta última. Bien
entendido que decimos "Tetuán" a la sevillana: la calle
Velázquez, la que va de Rioja a O´Donnell, se entiende también
como Tetuán para los sevillanos. También en el nomenclator
popular la antigua ciudad colonial marroquina le gana al Pintor de
la Verdad. Pero en esta Tetuán tan refinada, con sus músicos de
cámara callejeros, donde el Libro tiene su Casa para lo que
gusten mandar, no hay donde tomarse un café. Sevilla se ha
llenado de Cafés de Indias, pero las Indias cafeteras interiores
de Tetuán están por descubrir. Allí no hay más sitio donde
tomar café que entre olores de boquerones en adobo en la cercana
BBC, la Bodega Blanco Cerrillo. Claro, como Tetuán es Europa,
allí hay el bajísimo índice de bares de las sociedades
avanzadas, no el de la Muy Hostelera y Cafetera Ciudad de Sevilla.
Así que como a su competidora y derrotada Sierpes la llamaron
antaño "la calle sin noche", a Tetuán habrá que
decirle "la calle sin bares".
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Domingo 7: Palimpsesto del Pali
La Casa de la Moneda fue comprada en el siglo XIX
y puesta en alquiler de salas, alcobas y partiditos por la indiana
familia Marañón, con los dineros hechos en Cuba. De ahí que sus
calles lleven los nombres de ingenios azucareros que poseía la
familia o de ciudades de la Perla del Caribe: Habana, Güines, El
Jobo, Matienzo. La Casa de la Moneda era como una inmensa,
monumental casa de vecinos. Allí vivía la familia Palacios, de
la colla del cercano muelle. Y allí nació Francisco Palacios, al
que llamaron "El Pali" (apócope de palillo) por lo
delgado que era. Paco Palacios devino en obeso buda del barrio y
en trovador de Sevilla y cantor de sus nostalgias. Ahora, en esa
calle a la que se le ha quedado nombre de compradores de la
Cruzcampo (Güines), un azulejo recuerda su casa natal. Un
recuerdo dentro de otro recuerdo. Palimpsesto del Pali. Los viejos
vecinos se fueron, aquello ya no es un corral monumental con
recuerdos de la ceca de las monedas columnarias ni con familias
que trabajan en el muelle. A la Casa de la Moneda ha llegado la
frialdad de la restauración, la rehabilitación y el pelotazo. La
sombra del Pali en la sombra de la Casa de la Moneda. Bajo ese
arco de la calle Habana, una vivienda de lujo ocupa la que fue
ágora de las historias del Pali. La que Paco Correal llama la BBC
de la Casa de la Moneda: la Bodega Blanco Cerrillo. En la Casa de
la Moneda hay un azulejo dedicado al Pali, pero no donde tomarse a
su memoria un tinto con agua, con una tapa de papas aliñás.
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Sábado 6: De fin de semana en
el hiper
Los unos a la playa, los otros a la piscina,
aquellos al club, estos al camping. Primer gran fin de semana en
que la ciudad pone el "cerrado por vacaciones". En
Sevilla no están ni los que tienen que estar. Ese don José que
nos tiene que resolver una papeleta en tal oficina es precisamente
el que se ha ido de vacaciones, y a la niña que lo sustituye ni
le ha dicho siquiera dónde ha dejado nuestros papeles. Pero no
todo es veraneo, no todo es fin de semana playero. Hoy habrá
quien no se haya podido ir de Sevilla y ponga el día el viejo
arte hispalense de tomar el fresquito. En estos días, echar la
tarde en el aire acondicionado del Cortinglés, de los Carrefures,
de Alcampo, de Los Arcos es una forma como otra cualquiera de
pasar un fin de semana fresquito al alcance de cualquiera.
Véanlo. Familias enteras llegan al multicines que hace las veces
del cine de verano y luego esos paseos del dulce mirar de
galerías y plantas comerciales. Las grandes superficies se llenan
de mirones y paseantes del aire acondicionado. Un parque bajo
techo casi mucho mayor que el de María Luisa. Piense que en esta
ciudad que tiene uno de los mayores indices de grandes superficies
comerciales por habitante, sólo 5 de estos centros ocupan 96.000
metros cuadrados. O sea, como diez campos de fútbol donde pasar
el fin de semana fresquito y sin gastar ni un duro en gasolina ni
en tumbonas.
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Viernes 5: Muerte en la
madrugada
En la Ronda del Tamarguillo, como en muchos
lugares de circulación rápida de Sevilla, hay siempre una corona
de flores colgada de una farola, que recuerda que un peatón
murió allí atropellado absurdamente. Estamos aún a tiempo de
que coronas semejantes no tengan que colgar en el Paseo de las
Delicias, a la altura de la Plaza de América. Aquello, a partir
de las 12 de la noche, es el epicentro de la movida de copas del
Parque. A un lado, el Líbano con su terraza y sus jardines y sus
siete mil muchachos con copas. Al otro, el Alfonso y el Bilindo,
con siete mil muchachos más y siete mil copas más. Pasan los
copeantes de un lado a otro, del Líbano al Alfonso, jugándosela.
Porque de por medio está la peligrosa y más que veloz
circulación de los vehículos de la madrugada. Si a esa hora los
coches suelen saltarse los semáforos en rojo, ¿cómo van a tener
precaución ante los muchachos que cruzan del Líbano al Alfonso
con heroicidad y temeridad? En ese sitio había antes al menos un
paso de cebra que algo evitaba de estos riesgos. Ya, ni eso.
Repintaron la que llaman señalización horizontal de Las Delicias
y lo quitaron. Lo que advertimos en tiempo y forma, para que
urgentemente vuelvan a poner ese paso de cebra, antes de que una
de estas madrugadas ocurra lo inevitable y nos sea luego
acusatoriamente recordado por una corona de muertos colocada en
una farola en memoria de un muchacho de las copas del Líbano, del
Bilindo, del Alfonso.
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Jueves 4: Encarnación de San
Bernardo
La Encarnación, aparte de la Virgen de la
cofradía de La Calzada; aparte de un convento desamortizado y
trasladado al que ahora se conoce como Santa Marta y aparte de una
plaza de abastos que mandó construir Pepe Botella, es la acción
y efecto de encarnarse. Y los placeros del mercado de la Puerta de
la Carne, trasladado provisionalmente a la antigua estación de
San Bernardo, quieren encarnarse en Encarnación. En plaza
provisional de la Encarnación. Quieren algo tan sevillano como
hacer definitivo lo provisional, inmutable lo efímero. Quieren
los pescaderos, los carniceros, los fruteros y los recoveros de la
Puerta de la Carne no volver nunca jamás al interesante edificio
racionalista cabe el puente de San Bernardo y, hablando de San
Bernardo, quedarse en la ex estación del mismo nombre. Dicen que
dónde va a parar, que allí venden muchísimo más, que se puede
aparcar, que por allí vive una población menos envejecida y con
mayor poder adquisitivo. Que la caja echa humo y en la Puerta de
la Carne tiene telarañas. Así que en la Sevilla insólita pronto
irá marchando otro letrero similar al antológico de azulejos de
la antigua "Encarnita": "Mercado de la
Encarnación, Instalaciones Provisionales, 1973". En el año
2030 quizá lean los sevillanos en la antigua estación de Cádiz:
"Mercado de la Puerta de la Carne, Instalaciones
Provisionales, 2000". Vamos, como una marcha procesional del
visueño Juan Santos: "Encarnación de San Bernardo."
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Miércoles 3: La leyenda,
industria turística
Por favor, que no dejen meter mano en la tumba de
Colón en la Catedral a los científicos dominicanos que quieren
hacerle la prueba del ADN a los restos del almirante. Allí está
Colón, vamos a dejarnos de cuentos. A Colón no hay que hacerle
la prueba del algodón. Allí está el verdadero, el auténtico,
el legítimo Colón. En la catedral de Santo Domingo tendrán lo
que quieran, cuatro huesos del puchero de la Historia, pero el
genuino Colón está enterrado en la Catedral de Sevilla. Esto al
menos es lo que hay que defender, en esta ciudad donde el rigor
histórico acaba siempre con las más bellas leyendas. Si vivimos
del turismo, cuidemos la afición y no admitamos la menor duda
sobre Colón. Y potenciemos además todas las leyendas universales
de Sevilla, mitificadas por la ópera y por la literatura. Mañara
era el mismísimo Don Juan, el del Tenorio y el de Mozart, vamos
si lo era... Habiendo sido un señorito calavera tiene mayor
mérito de santidad el Venerable Don Miguel. Incluso tendríamos
que decir que cualquier casa de Triana era donde vivía Carmen la
Cigarrera, y poner allí una tienda de recuerdos de Sevilla en
forma de navajas para la liga y ligas para las navajas, así como
de cigarros puros doblados por la mismísima Carmen en sus
sensuales muslos. Y habría que volver a abrir aquella Barbería
de Fígaro que está retratada en las postales antiguas de
comienzos de siglo, frente a la Casa de la Moneda. ¿Se imaginan a
los turistas haciendo cola para pelarse con el mismísimo Barbero
de Sevilla en Sevilla?
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Martes 2: Seises y Venerables
En aquella barreduela de la calle Segovias, a
espaldas del Palacio Arzobispal, el Cardenal Segura puso la
imprenta Edelce para gobernar desde el "imprimatur" y el
"nihil obstat" de las publicaciones de la Mitra. Ahora
se abre allí un hotel de arzobispal propiedad, cuyo nombre nos da
grandes sobresaltos en los titulares de estos días de pleito por
su explotación: "El Arzobispado pierde en el asunto de Los
Seises". ¿Es que los niños seises se han hecho de
Comisiones Obreras y han llevado al arzobispo a Magistratura? No,
es el pleito por la adjudicación del hotel. Acabe como acabe el
pleito del Hotel Los Seises, queda otra cuestión, también con
nombre clásico sevillano: Los Venerables. Lo explicamos: cuando
"de cara al 92", con bastante cara, el Arzobispado
convirtió en hotel aquella parte de Palacio, se dijo que era
provisionalmente. Que pasada la Expo, el hotel serviría como
antaño Los Venerables: de residencia de la tercera edad para
sacerdotes jubilados. Mientras, Los Venerables era desamortizado y
entregado a Focus para su restauración y reutilización cultural.
Pero pasó la Expo, y de aquel proyecto de Los Seises nunca más
se supo. Si Iglesia de Sevilla somos todos, el Hotel Los Seises
nos pertenece moralmente a los creyentes sevillanos. Como
propietarios morales del hotel decimos que ni para la empresa de
Reinoso ni para la de Joan Gaspar: para los venerables sacerdotes
jubilados como se les prometió y no se ha cumplido.
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Lunes 1: La portada, recuerdo de
Sevilla
Desde Madrid nos cuentan el guión de la siguiente
película, real como la vida misma. Interior noche, fiesta de
cumpleaños de una sevillana que vive en la Corte a la que llaman
Foro. Acción: a la sevillana le regalan un cuadro, pedazo de
marco para un trozo de madera con un dibujo de colores tamaño 1 x
1, con cuatro bombillas con sus correspondientes casquillos de
rosca, puestas para fuera.
Se produce el siguiente dialogo. Regalada: "¿Me lo
explicas?"
Regalante galante: "Lee la chapita". La cámara se
acerca a la chapa grabada, como de cuadro bueno, que le han puesto
al marco, y se puede leer que dice: "Trozo de la Portada de
la Feria de Sevilla del 2002". La sevillana emigrante en
Madrid se emociona, da las gracias y la cámara hace fundido
encadenado con la alegría de todos. Fin de la película.
Comentario: ¿era de verdad o era de guasa el trozo de la portada
de Feria que regalaron a la sevillana? Si no era de verdad,
debería serlo. Con la cantidad de capillitas de la Feria que hay
ya, al Ayuntamiento es que le quitarían de las manos esos
recuerdos de la Feria, si cada año se trocearan las reliquias de
la portada, en plan piedras del Muro de Berlín. Vamos, que cuadro
a cuadro, hasta podía sacársele un dinero todos los años a la
portada de la Feria. Iban a faltar maderas de la portada si cada
turista pudiera comprar un trozo, con su marco y sus bombillitas.
Brindamos, pues, la idea a los empresarios del Agua de Sevilla,
para que comercialice las reliquias de la portada como la mejor
fragancia de la Feria.
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