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Estamos
en la cultura del "sin". Cerveza sin alcohol, cocacola
sin azúcar, café sin cafeína, leche sin grasa, gasolina sin
plomo, novelas sin argumento y hasta catástrofes mundiales sin
muertos visibles, como fue el 11-S que inauguró este tiempo sin
certezas. La cultura del "sin" había llegado ya a la
Feria hace mucho tiempo: cortijeros sin cortijo que se exhiben
en sus coches, señoritos sin un duro vistiendo el muñeco,
gorrones sin vergüenza comiéndose todas las tapas, colados sin
lacha entrando en la caseta a docena y media de colados más.
Incrementando esta cultura ferial del "sin", José
Estévez, el jerezano atípico que en vez de vender su bodega a
una multinacional le puso en la suya un rincón a Lola Flores,
ha traído a la Feria el vino "sin", el fino sin
histaminas, ese Tío Mateo que es como un tío abuelo de los
aficionados y que siempre nos recuerda los anuncios en verso que
en su revista taurina de Radio Sevilla hacía el crítico
Enrique Vila: "Y al terminar "El Toreo"/vaya mi
brindis jocundo/con el fino Tío Mateo,/¡er mejón vino der
mundo!".
En la Feria de Sevilla se libra
cada año la batalla del vino. El Real es el teatro de
operaciones de los jefes de marketing. Vienen ganando
últimamente la guerra las manzanillas de Sanlúcar tirando de
la guita y vestidas de gitana, que son las que se llevan las
monedas cuarenta y ocho veces antes que llegue la aurora,
haciéndonos creer que Romero vuelve a Sevilla. Pero no gana
Sanlúcar. La batalla del vino de la Feria de Sevilla la han
ganado los Estados Unidos. Sanlúcar triunfa gracias a la
impagable colaboración del Seven Up. Ni fino ni manzanilla: lo
que más se bebe en la Feria es Seven Up, gracias a ese gran
feriante que es el Señor Don Rebujito. Te crees que te estás
bebiendo una bodega de Sanlúcar y en realidad te estás
tragando una fábrica de gaseosas enterita...
El alcalde no quiere ser menos
en esta moda y también intenta hacer su rebujito de Feria.
Quiere quitarle a la Feria contenido de grados de sevillanos y
rebajarlo con gente de por ahí. Igual que los sanluqueños
Hijos de Rainera Pérez Marín inventaron lo de echarle Seven Up
a muy poquita manzanilla, el alcalde quiere echarle mucho Ave,
mucho Inserso, mucho Aljarafe, mucho Viajes Halcón y mucho
puente madrileño del 1º de Mayo a muy poquitos sevillanos. Un
rebujito, cuya fórmula ha revelado en la barra de la
trastienda: "Quiero pedir a los sevillanos que como buenos
feriantes acudan a la Feria los primeros días y que luego se
vayan a la playa". A mí, en mi doble militancia de Cádiz
y Sevilla, como gaditano de adopción, me llena de emoción el
rebujito del alcalde. El alcalde lo que quiere es que en vez de
cantar sevillanas, los sevillanos cojamos carretera y manta (que
anoche dormí en el suelo) y nos vayamos a Cádiz a cantar
"Los Duros Antiguos":
Estaba la playa igual que
una feria...
Válgame San Cleto lo que es la
miseria de la negación del modelo universal de Sevilla como
ciudad de brazos abiertos, universal, acogedora, hospitalaria y
siga usted poniendo tópicos. Si los sevillanos nos vamos todos
a la playa, ¿quién se va a quedar aquí para darles una copita
y una tapita a estos señores? ¿Sólo el alcalde solo? Hombre,
yo sabía que el partido del alcalde es muy machadiano, pero no
hasta el punto de querer llevar a la práctica tan radicalmente
el "Sevilla sin sevillanos, qué maravilla". Sevilla
sin sevillanos no es una maravilla: es Albacete con Giralda. Y
la Feria sin sevillanos se queda en una verbena de pueblo medio
buenecita con siete millones de coches de caballos. La principal
atracción de la feria son los sevillanos que la hacen... y la
pagan. Bien está que se repita el tópico de que la Feria la
inventaron un vasco y un catalán. Pero no le añadamos el nuevo
tópico de que la fundaron un vasco y un catalán... para que la
disfrutara la gente de Madrid que viene en el Ave aprovechando
el puente.
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