Ella
puede con todo. La Giralda. Ha podido con siglos y siglos de calonges. Es la Vencedora del
Tiempo, Fe Victoriosa, Sevilla triunfante en ánimo y grandeza. Por poder, ahora ha podido
hasta con San Fernando. Conquistadora de conquistadores, es el nuevo título que, por obra
de otro Rey, tiene la Giralda en su vitrina de trofeos desde el día de San Clemente. Vino
Don Juan Carlos I al florido alcázar de mayo en el día de la procesión de la espada que
siempre marca la inauguración de los fríos en Sevilla. A cuerpo gentil por el Alcázar,
se acordó quizá de la frase de otro Rey, de otro Fernando, de Fernando el Católico, que
hablaba del acondicionamiento de los palacios reales para los birujis y las calores:
"Los inviernos han de pasarse en Castilla, y los veranos en Sevilla". El Rey
andaba a vueltas con el Conqueridor, inaugurando un congreso sobre la Sevilla de su tiempo
y del tiempo de su hijo, aquel primer defensor del patrimonio histórico-artístico de la
ciudad que fue Don Alonso el Sabio. El niño de San Fernando ya prometía cuando su
augusto y santo padre conquistó Sevilla o fue conquistado por Sevilla, vaya usted a
saber. Que cuentan que cuando el Infante Don Alonso vio la Giralda, entonces sólo torre
mayor, sin Giraldillo, pero con doradas manzanas almohades de las delicias del Jardín de
las Hespérides, quedó maravilladito. Y habiendo oído que los moros estaban una jartá
mosqueados por haber tenido que entregar la ciudad, y que iban a llamar a Pavón el
Derribista para que demoliera la torre, a fin de que San Fernando no la bautizara con
veinticinco campanas tiene Sevilla, fue que dijo:
--- Habré de pasar a cuchillo
al que ose tocar un solo ladrillo de la torre.
Gracias a que la salvó Don
Alonso el Sabio, Santa Rufina y su hermana Justa, la famosa, pudieron aguantarla para que
no se cayera cuando el terremoto de Lisboa, en 1755. La torre siempre es vencedora. Y más
su Giralda, su Giraldillo, su Santa Juana. Cojo los periódicos y veo que el Giraldillo le
ha ganado por goleada nada menos que a San Fernando. El Rey, que tiene paladar, se ha
apuntado a la nómina de los rendidos enamorados que le rondamos la calle a la Giralda, y
más ahora, que se puede pelar la pava con ella. Habiendo inaugurado un congreso sobre el
Santo Rey, una exposición sobre su tiempo, incluso habiendo visitado su tumba en la
Capilla Real y orado ante el abuelito santo de los Reyes de España y ante esa Reina por
la que reinan los Reyes, nada. La foto que sale es el Rey con la Giralda. Foto histórica
en verdad. Algunas ventajillas debe tener haber traído a España las libertades. Don Juan
Carlos ha sido el primer Rey de España, de Felipe II a esta parte, de 1568 a la fecha,
que ha podido ver cara a cara a la Giralda. La Giralda vio pasar a muchos Reyes: a Felipe
V, a Fernando VII, a Isabel II, a Alfonso XII, a Alfonso XIII. Ninguno pudo mirarla cara a
cara, que es la primera, la primera ocasión que vieron los siglos a un Rey decirle un
piropo a la Muchacha de Bronce del Corral de los Olmos.
"La mirada del
otro", se llama el tinglado de la nueva farsa montado con la Giralda y la otra, la
otra, que no tiene un anillo con una fecha por dentro: 1568. No podíamos sospechar que
ese Otro que la mirara fuera nada menos que el Rey. Claro que antes hubo la más secreta
"mirada del otro" que las cámaras no captaron, por culpa de la Giralda.
Vencedora y famosa, la Giralda ha impedido que veamos la mirada de Don Juan Carlos sobre
ese cuadro de Valdés Leal que es el cuerpo incorrupto de San Fernando en su urna de
plata.