Cumpleaños
feliz, plateado emperador de las breñas de Sierra Morena, de
las orillas del Guadalquivir y de los castillos de la Orden de
Calatrava: Ave, los que van a Madrid te saludan. Y en tu
cumpleaños, ahí llevas de regalo estas fotos instantáneas de
mi Polaroid, parte de la mucha literatura posible que tienes
encima.
Hijos adoptivos.- Los hay tan habituales del Ave que la
Renfe debería nombrarlos hijos adoptivos. En un Trivial
ferroviario podrían preguntar: ¿Quién ha hecho más
kilómetros en Ave? ¿Alfonso Guerra o Javier Arenas? Ninguno.
La respuesta correcta es: Carmina Ordóñez.
Paparazis.- La escalera triunfal de la popularidad son
las cámaras de los paparazis esperando en las rampas rodantes
de Santa Justa o en las puertas de salida al taxi de Atocha.
Famoso que al llegar en el Ave no tenga siete cámaras de TV
esperándolo, ni es famoso ni es nada. Llegada en el Ave sin
Kodak es llegada perdida.
Puertollano.- El Ave pasa por Puertollano como un
homenaje al paisaje de la reconversión industrial. Y para que
el gracioso de guardia, que viaja en todos los trenes, pueda
decir: "Ya estamos en Puertollano, que ni es puerto ni es
llano".
Córdoba.- La gran olvidada, pero la gran beneficiaria
del Ave. A Córdoba el Ave la puso en el Extremo Oriente. En
Córdoba es donde siempre se bajan los 7.000 millones de
japoneses que se subieron en Madrid o en Sevilla.
Alta
velocidad.- La verdadera Alta Velocidad del Ave no
es la de su locomotora eléctrica. Es la del carrito de la venta
a bordo que pasa la azafata por el pasillo. Ese sí que va a 300
por hora...
Cero
tenedores.- La cocina del Ave tiene mucho mérito.
Es el único sitio del mundo donde se come aun peor que en los
aviones de Iberia.
Los
móviles.- Las industrias subsidiarias del Ave son
tres, a saber: Movistar, Vodafone y Amena. Es falso eso de que
se dice de que el Ave se hizo para vertebrar a Andalucía y
ponerla a dos horitas de Madrid. El Ave, en verdad, se hizo para
que todos los ejecutivos horteras del mundo pudieran darnos la
tabarra con sus conversaciones por el teléfono móvil. Primera
llamada, en voz muy alta: "José María, que ya voy en el
Ave, estoy ahí para la reunión, ¿eh?" Segunda llamada,
más alto aún, para que se entere todo el mundo: "Dile a
mi secretaria que si llama el ministro, que le diga que no se
preocupe, que eso está hecho". Tercera llamada, en la voz
más baja que puede emitir: "Hola, amorcito; sí, llego en
el de las 11, te espero en el hotel de siempre."
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- Ave- azafatas con minifalda y sin Manolo Escobar
- Cuando el Ave era el Talgo
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