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Anteriores entregas de "Jazmines en el ojal"
Domingo, 7 de noviembre de 1999

Antonio Burgos: Jazminez en el ojal

 

La cal de toda la vida

CELTAS CORTOS, MOJINOS ESCOCÍOS, SINIESTRO Total, No Me Pises Que Llevo Chanclas, Maíta Vende Cá... A los que vamos por el plan antiguo cada vez nos sorprenden más los nombres de los conjuntos musicales. No tan extraños como parecen. Igual de extraños eran Los Beatles cuando surgieron en Liverpool, hasta el punto de que en España, como no se entendía aquella palabra, la tradujeron, y rompieron en llamarlos "Los Escarabajos", como si en vez de unos revolucionarios de la música fueran un Volkswagen.

De los nombres de todos estos conjuntos, el que más me gusta, por lo arcaizante, es "Maíta vende cá". De momento, para comprenderlo, hay que coger el Atlas Lingüístico de Manuel Alvar y el Vocabulario Andaluz de Alcalá Venceslada. "Maíta vende cá" obliga a hacer una inmersión lingüística en el habla andaluza y un cursillo acelerado en cultura agraria. Necesita traducción simultánea, como si estos gitanitos fueran participantes en "La clave" de José Luis Balbín, con esas voces de corcho, con forzada y ridícula entonación, que ponen los traductores simultáneos:

-- Estos muchachos quieren decir en el título de su conjunto que su madre de ellos se dedica a la venta de cal para encalar las paredes.

Más ininteligible hubiese sido si le ponen lo que sorprendió hasta al propio Unamuno cuando lo vio escrito en la pared de un pueblo: "Capancalá". Capancalá, aunque parezca un pueblo del Ecuador o de la península de Yucatán, quería decir que allí vendían cal para encalar. Actividad absolutamente obsoleta. No sé cómo la madre de los cantantes vende cal. Estará en el paro la pobre mujer. Nadie se la comprará. La cal ahora solamente se usa para decir que la lleva la leche que venden para lactantes, infantes y envejecientes. La cal ahora es cuestión de osteoporosis. Se ha quedado exclusivamente con una de más bellas metáforas de la poesía de la copla popular. La que recogió Rafael de León cuando escribió "Los tientos del reloj", aquella copla en que se le clavaban como dos puñales a Estrellita Castro las dos manecillas que tiene el reloj:

Que me duele la cal de mis huesos

de quererte a ti...

Paso por los pueblos blancos de la sierra de Cádiz, y veo que en su blancura se echa de menos la cal de toda la vida. No hay nada que muera antes en nuestro tiempo que lo de toda la vida. Como se impone la comodidad, hasta en los Pueblos Blancos la cal está siendo sustituida, qué horror, por la pintura plástica. Donde antes el resol de la luz de la mañana era hermoso sobre capas y capas de manos de cal que fue depositando el blanqueo de los siglos, ahora el reflejo espantoso de la pintura plástica. Preguntas y halla la más terrible de las respuestas:

-- Es que la pintura de plástico dura más, y no hay que blanquear todos los años...

Esto quienes aún no se han pasado a la Observancia Porcelanosa, nueva religión que destruye la belleza de la arquitectura popular española: la moda de alicatar las fachadas de las casas como cuartos de baño, con azulejos horrendos, ante el incomprensible silencio de las asociaciones de protección del patrimonio histórico-artístico. Empezaron cambiando la cal de todas las primaveras por la pintura de plástico y luego se dieron cuenta de que si alicataban las fachadas se acabaron las preocupaciones anuales. La cal de toda la vida es ya en los pueblos un bien tan escaso como el agua o el buen gusto de la cultura tradicional agraria. Por eso, desde aquí, mi homenaje a la madre de un amigo que me cuenta, orgulloso, la pertenencia de su madre a la antigua observancia de las caleras y los polveros. La madre de este amigo todavía usa cal para encalar la fachada de su casa de la sierra de Cádiz. Cumpliendo un rito de toda la vida, llama a los pintores cada verano, antes de la fiesta de la Virgen del Carmen. Y está la casa reluciente todos los años cuando por las calles del pueblo sueltan el toro, se suben los paisanos en la reja de la casa y le ponen la fachada perdidita de lamparones de suelas de los zapatos. El hijo, todos los años, en las fiestas, le dice lo mismo:

-- Mamá, ¿por qué no encalas la fachada después de la fiesta? ¿No ves que te la ponen perdida los que se suben a la reja para que no los coja el toro?

Y la madre siempre responde lo mismo, como un rito:

-- Sí, hombre, de momento va a pasar la procesión de la Virgen del Carmen y voy yo a tener la fachada sin encalar... ¿Qué van a decir de mí? De eso, ni hablar. Si después del toro hay que volver a encalar, se encala otra vez y listo...

Loor a esta señora que sigue encalando su casa antes de que pase la procesión de la Virgen del Carmen, que nunca pensó en la pintura plástica ni se le pasó por la imaginación poner la fachada de azulejos de los que anuncia Isabel Preysler. Debe de ser, probablemente, la única clienta que le queda en España entera a la madre de los chavales del conjunto de "Maíta vende cá". ¿Dónde venden la cal? En esa maravilla de nuestro tiempo que es Leroy Merlin, he visto que venden toda clase de azulejos para la fachada, toda suerte de bidones de pintura plástica de exterior. No he hallado por parte alguna la cal. ¿Quién vende cal hoy? Nadie. En una piedra de la sierra de Grazalema, en una de las subidas a pie, todavía se puede leer un letrero que sigue anunciando: "Cal de la Sima a 4,50". La Sima era una calera; 4,50 era el precio en pesetas de la arroba de cal. Pero ya hay que explicar hasta qué es la arroba, porque arroba es mayormente asunto de las direcciones del correo electrónico en Internet. Ni quedan polveros, todo es Leroy Merlin. A las pequeños y maravillosos comercios de materiales de construcción les llamaban polveros. Hoy hablas del polvero y se creen que te estás refiriendo a uno de estos cubanos que se traen del Caribe las chulas y famosas de Terenci Moix.

 


Anteriores entregas de "Jazmines en el ojal"

No sé qué ponerme
Una talega en el Palace
Un puro en los toros
Como un cuarto de invitados
Las maletas de Isabel Preysler

 

ABEL INFANZON "LA ESE 30"         PUNTAS DEL DIAMANTE          RECUADROS DE DIAS ANTERIORES

 

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