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¿Se
ha quedado Zapatero con el traspaso del presunto liderazgo del
PSOE, cuyo titular sigue siendo el del kilométrico para ir a
México y a Marruecos, o se ha quedado con el manto de
Penélope? No he visto una forma más intensa de destejer
durante la noche de la oposición lo que los suyos tejieron
durante el día en que en España empezó a amanecer el progreso
y la modernidad. ¿Padece Zapatero dislexia? ¿Sabe que la
derecha es la derecha y la izquierda es la derecha, o las
confunde? Bueno, las confunde Zapatero y las confunden todos.
Aquí hay una sopa de ensalada bastante considerable entre lo
que puede esperarse de la derecha y de la izquierda. Vivimos el
periodo de los papeles cambiados en la democracia española, si
no es el de la pérdida de papeles. España quizá sea el único
lugar del mundo donde la derecha suprime el servicio militar
obligatorio y la izquierda pide una política de protección a
la familia numerosa. Con razón vienen tantos turistas a
España. No llegan, como se cree, para gozar del sol y de las
playas, del flamenco y de la sangría, de la paella y de "Operación
Triunfo". Vienen para ver la derecha más atípica y la
izquierda más inusual. A los turistas que en las oficinas de
Nueva York piden ir a la ruta de los monasterios budistas del
Tibet o al circuito de las tribus autóctonas de la Polinesia
como cosa exótica, les aconsejan:
-- No, si es por ver algo raro, vayan mejor a España. Hay
allí un tío que dicen que es el baranda de los socialistas,
pero que pide una política familiar igualito, igualito que Escrivá
de Balaguer...
¿Será un
milagro de monseñor camino de los altares esto de que
Zapatero propugne la misma política de protección a la familia
que Franco con sus premios a la natalidad del 18 de julio? No
sé. Quizá sea sólo una amnesia repentina. Claro, como este
chico es nuevo, no sabe que su partido, tras ganar las primeras
elecciones democráticas en muchos ayuntamientos y diputaciones,
puso la planificación familiar como acción política
prioritaria. Las antiguas casas de socorro y hospitales
provinciales se convirtieron en centros de planificación
familiar, con barra libre de vasectomías y ligaduras de
trompas, y con misiones pedagógicas por los pueblos predicando
las excelencias del control de natalidad. Tantas campañas de
planificación familiar hicieron que, como a la noche de la
canción de Ana Belén, se les fue la mano. En el habitual manto
de Penélope, ahora quieren gastarse en premios de natalidad el
dinero que antes empleaban en ligar trompas.
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