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Probablemente
a estas alturas del siglo XXI el mundo ha dejado ya de pensar
que los españoles vamos por la vida vestidos de toreadores.
Pero tanto va el cántaro de los asesinatos a la fuente, que me
temo que ahora crean que los españoles vamos ataviados de
terroristas, con la capucha en vez de la montera y la 9
milímetros Parabellum en vez del capote. De otra forma no me
explico la inmediata detención como sospechoso del español
José Tena tras el atentado contra el complejo turístico judío
de Mombasa. Seguro que las autoridades policiales keniatas lo
resolvieron de un plumazo, entre tópico y tópico:
- -- Hay ahí un español muy
raro, teniente Bolongo...
- -- ¿Va vestido de toreador?
- -- No.
- -- Entonces es de la ETA.
¡Deténganlo inmediatamente!
Ojalá los españoles de
España pensáramos sobre la lucha contra el terrorismo igual
que este nada sospechoso José Tena, compatriota que vive en
Estados Unidos. Si usted es un español de España y lo
enchiqueran lejos de su casa como sospechoso de haber colocado
un coche-bomba, cuando finalmente lo suelta la Policía tras las
comprobaciones de rigor larga rayos y centellas por esa boca, y
por descontado que se va al juzgado de guardia más cercano para
presentar denuncia por detención ilegal. Este José Tena, no.
Este José Tena sabe que la lucha contra el terrorismo es un
objetivo mundial prioritario, merecedor del "perdonen las
molestias" sin que pongan el cartel de las excusas. Junto
con su mujer Alicia Kalhammer, el señor Tena ha estado tres
días detenido en un calabozo de Kenia, que no debe de ser
precisamente la "suite del jardín" que ocupaba
Alvarez Cascos en su jornada de caza del Pirineo leridano, ya
que saben ustedes que donde mejor se ve venir la marea negra del
"Prestige" es desde las pirenaicas cumbres y escopeta
en mano. Y al salir del calabozo, el señor Tena ha dicho como
lo más normal del mundo: "Si te encuentras en el
lugar equivocado en un momento no oportuno, como sucede en
cualquier parte del mundo, pueden pasar estas cosas". Tras
lo cual, ha justificado su detención, diciendo que todas las
precauciones que se tomen son pocas para luchar contra los
terroristas y exterminarlos.
Se ve, por tanto, que el
español Tena no vive en España, sino en Estados Unidos, donde
está bastante claro lo que aquí permanece intencionadamente
oscuro. En Estados Unidos tienen clarísimo que todo merece la
pena con tal de acabar con los terrorismos. Gracias a que José
Tena vive en Estados Unidos, los españoles hemos quedado como
deberíamos siempre. No quiero ni pensar que en lugar de José
Tena, noble apellido de la Montaña, se hubiera llamado Andoni
Eskaralakakatúa. La que hubieran liado por la detención ilegal
de Andoni Eskaralakakatúa el
equipo progre habitual de Pérez Esquivel, Rigoberta Menchú,
Hebe de Bonafini, Saramago, Sabina y Manu Chao... Hasta
hubieran recibido la bendición episcopal de Ricard María
Carles y de un tal Uriarte.
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