|
Se
puede uno atragantar con un pellejito de uva de las 12, 12, y se
puede uno atragantar también, pero hasta la asfixia, con 10
millones de votos. Ni el amor, ni el dinero ni la torpeza se
pueden disimular. Cuesta bastante comprender, porque no se ha
dignado explicarlas, las poderosas razones que pueda tener Aznar
para sostenerla y no enmendarla frente a la opinión. Pero más
difícil es aún comprender cómo con 10 millones de votos
detrás aparecen con el rabo entre las piernas, azorados mucho
antes de ir a las Azores. No he visto a nadie que disimule mejor
que tiene 10 millones de votos. Parecen votos de pobreza de
comunicación, o que, como es Cuaresma, están de ayuno y
abstinencia de ejercicio de los medios del poder y del poder de
los medios. Miro las calles (llenas por cierto de unas banderas
republicanas que no sé qué tienen que ver con la paz, pues
evocan la guerra civil), echo las cuentas de los millones de
manifestantes y el silencio de los 10 millones de votos que
sostienen democráticamente al Gobierno y me pregunto como
Jardiel Poncela con las 11.000 vírgenes: ¿pero hubo alguna vez
10 millones de votos? Hijos míos: pues si los tenéis,
guardadlos para mejor ocasión.
Sigo echando cuentas. Tiro de
largo; vamos a poner que entre las dos manifestaciones del 15,
la Niña Bonita de la Paz, la del 15 de febrero y la del 15 de
marzo, ha habido 5 millones de manifestantes en las calles. Aún
así, no me cuadra: le sobran al PP 5 millones de votos después
de contrarrestar a los que aunque dicen "no a la
guerra", en el letrerito de la versión original
subtitulada pone: "No al PP, no a Aznar". Los
manifestantes llevan carteles con las fotos de los 183 diputados
del PP que votaron "sí"; bueno, pues cada uno de
ellos caben a 54.644 de estos votos azorados, avergonzados,
acoquinados. Y cabreados.
Los que se echan a la calle
contra le guerra están cabreados contra Aznar y el PP. Eso no
es nada comparado con el cabreo sordo de los votantes del PP que
no se echan a la calle. Los que no se echan a la calle, esos 10
millones de votos, no es que estén cabreados: están
cabreadísimos con el Gobierno. Por el cero patatero en su
política de comunicación. Desde que tienen la mayoría se han
atorado y no saben vender nada. Nunca se sabe si son más torpes
que honrados o más honrados que torpes. Porque no han sabido
hacerse perdonar las cosas gravísimas que han hecho, a saber:
sanear el agujero de la Seguridad Social que dejó el felipismo,
robustecer la economía, bajar los impuestos, subir las
pensiones, suprimir la mili obligatoria, dignificar la presencia
internacional de España. Si los manifiestantes están
mosqueados, más cabreados están los votantes del PP que no
salen a la calle y asisten en sus casas al insólito
espectáculo de dejación gubernamental. Cagancho en Almagro
quedó una mijita mejor que Aznar en Irak. Y nada, que no rompe
a hablar el tío para explicarnos qué ocultas y poderosas
razones tiene para que estén tan azorados mucho antes de las
Azores.
Sobre
la guerra, en El Recuadro:
"Sadam
Hussein vende cal"
"Don
Tancredo en Texas"
"Los
nuevos amos del mundo": opinión de A.B. en la encuesta de
El Mundo, "Reflexiones ante la guerra"
"Suenmano"
"El Rey nos manda a
los albañiles"
"Almodòvar
se juega el Oscar"
"Guerra
no, gracias"
"Memoria
de la fragata Santa María"
"Pancarta
contra la guerra"
"Sueño
goyesco"
"Pegatinas
a la andaluza"
Hemeroteca de
artículos en la web de El Mundo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
Libros
de Antonio Burgos publicados por Editorial Planeta -
Correo
|