Después
se quejan de que los vascos tienen muy mala imagen en España, ¿no la van a tener, con
esos mascarones con que ponen la proa al resto de España? Yo me creía que las malas
pulgas de Arzallus eran insuperables, cuando el pueblo español entero tenía que cantar a
tan reverendo señor la copla devota de las antiguas misiones generales: "No estés
eternamente enojado..." Creía eso, hasta que he visto a Setién, que tiene más
malas pulgas todavía que Arzallus, si ello es posible. El interés que despiertan los
partidos del Celta en las quinielas sería nada comparado con el entusiasmo que
levantarían entre los apostantes los boletos del 1, X, 2 si pusieran cuestiones más
difíciles de acertar, como la pregunta del millón (de ecus): "¿Quién tiene más
gatos en la barriga? ¿Arzallus o Setién?"
He dicho en anteriores
ocasiones que dudo muy seriamente de que Setién crea en Dios. De momento ha confesado que
no cree en la Cope. Que un obispo no crea en la Cope es como si un aficionado al fútbol
no cree en José María García o una maría española no cree en María Teresa Campos.
Pero lo de la Cope es asunto menor al lado del catecismo de Setién. Setién debe de tener
un catecismo muy especial, donde el perdón puede concederse sin el arrepentimiento. Será
que Setién ha hecho moral católica la norma de la vigente, devaluada ética. Por lo
civil, ya se perdona el pecado sin devolver lo robado, y que el juez Garzón le eche un
galgo a las cuentas en Suiza. Por lo religioso, según este Palmar de Troya que se ha
montado Setién con sus dogmas particulares y su particular moral católica, ya se perdona
el pecado sin arrepentirse. Ni contrición, ni atrición: maricón el que se arrepienta.
Ya me explico que los asesinos hagan cola ante el confesionario de Setién:
--- ¿Te arrepientes, hijo?
--- Ni mijita...
--- Así me gusta a mí, hijo,
con dos cojones... Ego te absolvo in nomine Patris, et Filii eta Gora el Espíritu
Santo...
Hay que hacer grandes
esfuerzos para creer que todos los vascos no son así, que el pueblo vasco no se merece
estos mascarones de proa. Menos mal que está Mayor Oreja, que nos demuestra que el
carácter como de perenne dolor de estómago, el mal vinagre, las peores pulgas y los
gatos en la barriga no son señas de identidad de la euskaldunidad. Gracias a
vascos como Oreja podemos pensar que el barco gracias a Dios es muy distinto a esos dos
mascarones de proa. Se impone urgentemente una campaña a lo "ven y cuéntalo"
para desmentir la peligrosa generalización del vasco como un señor que primero te da la
bronca y después ya veremos. Claro que como los caminos de la pastoral de Setién son
insondables, no sabemos. A lo mejor lo más cristiano es hablar de reconciliación y
perdón dando bofetadas al prójimo. No sería yo quien fuera a una misa oficiada por
Setién, porque cuando dice eso de "daos fraternalmente la paz", el que está a
tu lado de momento te pega un par de bofetadas. Eso sí:, bofetadas con mucha
reconciliación y mucho perdón...