Diario El Mundo

El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,  viernes 19 de junio  de 1998


Dos Canal Sur, peor que uno

La Banda del Sargento Pepper, en versión aceitera

El anuncio del aceite de oliva de Canal Sur, visto por Idígoras y Pachi

El próximo premio Andalucía de Investigación debería concederlo la Junta a quien averigüe para qué sirve la segunda cadena del Canal Sur.

-- Pues anda que no tiene trabajo el gachó que se ponga a investigar eso...

Más que Manuel Losada Villasante y que Manuel Alvar juntos, más que todos Los Manolos de la investigación juntos. Una gran incógnita. Creo que la Junta ha ganado en especialización a mi admirado y (¿por qué no decirlo?) temido arquitecto Rafael Manzano. Uno que le encargó una casa a Rafael Manzano, y que está tan maravillado por la morada preciosa y delicada que le ha hecho como preocupado por la situación de números rojos en que ha quedado su hacienda tras el obrón y el artesonado, el maldito artesonado, me decía:

-- La gente cree que Manzano es especialista en restauraciones, en Historia de la Arquitectura, en hacer casas preciosas, con un gusto exquisito, como no hay otro. Pero he descubierto que la verdadera especialidad de Manzano es arruinar a sus clientes.

Manzano, aunque es de secano, aplica aquella norma de regadío de los viejos camperos de los casinos andaluces: "Toda finca es susceptible de mejora hasta la completa ruina de su propietario". Bueno, pues lo de Canal Sur, igual. La verdadera especialización de la Junta de Andalucía no es la lucha contra el paro, la defensa del olivar, la promoción del vino, la búsqueda de clientela mundial para el turismo, no. Nada de eso. La verdadera especialización de la Junta son las trampas, tirar el dinero que no se tiene, dilapidar, un agujero en una mano y otro en la otra, controlados por las Cinco Llagas, que es de los nuestros. Dicen mal eso de la Deuda Histórica así a voleo y al mogollón, como si fuera un todo indiviso. La Deuda Histórica, como tal, se divide en Deuda Antigua, Deuda Moderna y Deuda Contemporánea. Y la deuda de lo que te rondaré, morena de la copla. A la Junta, cuando Javier Arenas sea el bodeguero de Nat King Cole que toma chocolate, paga lo que debes, le pueden preguntar como a aquel que le tocó el gordo de la lotería:

--- ¿Y qué vas a hacer con el dinero?

--- Pues vivir como vivía hasta ahora... pero pudiendo.

La Junta vive muy por encima de sus posibilidades. Más que una máquina de administrar bien, como nos creíamos cuando, ilusos de nosotros, pedíamos la autonomía para que vivieran de ella los que en ella no creen, la Junta es una máquina de tirar el dinero. ¿Cómo, después de tener el trampón que tenemos con Canal Sur, podemos entramparnos en una cantidad que ni siquiera se sabe a cuànto asciende? Muy fàcil: creemos la segunda cadena de Canal Sur. Ah, magnífico. Y así podemos colocar allí a más tíos del carné que pidan la excedencia en Televisión Española, estupendo.

Y dicho y hecho. No sé si es una cadena magnífica, porque como estas cosas se empiezan por el tejado, la señal llega muy malamente a una especie de barrio de Albacete situado en Sevilla donde vivo. A la señal de la segunda cadena del Canal le pasa como a la hija del obrero en el fandango del Carbonerillo o del Bizco Amate, ¿de cuál de los dos era, Salvador Távora?: la pisan cuatro tunantes. Por lo cual yo me sigo quedando con la mejor segunda cadena de Canal Sur, que es Onda Giralda, que ya hasta pone de presentadores en los magacines de verano de su terraza-nevería de La Cartuja a los que antes estaban presentando cosas y cantiñeando en Canal Sur... Digo yo que en la segunda del Canal deberían haber empezado por asegurar técnicamente que la señal llegara bien. Pero entonces no daba tiempo a tirar el dinero tan deprisa, hombre, y hay ahí un Zarrías Multimedia y Cederrón que está deseando beneficiar a los amiguetes de la Banda de los Patasnegras... ¿Se acuerdan de aquello del plátano de Canarias, dos mejor que uno? Pues esto es la piel del plátano de Canarias vuelta como un calcetín: dos Canales Sur, peor que uno. Las desgracias, como suele decirse, nunca vienen solas.

 


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