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No
sé si el guionista de la nostalgia tendrá previsto el
capítulo dedicado al jamón de 1968 en "Cuéntame".
Esa escena donde al gran Imanol Arias le ha tocado un premio de
la lotería del Niño que juegan en la imprenta y tras llegar
todo contento a la casa, anuncia a la familia:
-- Nos vamos a comprar un jamón.
A lo que responde el niño narrador, desde su mundo de
merendillas de Nocilla:
-- ¡ Eso, eso, un jamón! Y yo también me monto...
Hubo un tiempo en que los españoles no sabían ni cuántas
ruedas tenía un jamón. Pero como España va tan bien (y mejor
que se va a poner con el euro), la prosperidad aznariana ha
logrado lo que hubiera sido el sueño del No-Do en tiempos de
"Cuéntame": el jamón, al alcance de todos los
españoles. Cada español tiene ya un piso propio, una adosada o
apartamento como segunda residencia, dos coches... y un jamón.
El socialismo descafeinado que nos gobernó no logró socializar
ni la Banca ni la tierra, pero colectivizó el uso del jamón
por pieza. De la conquista de la tierra pasamos a la conquista
del jamón. Franco decía: "Ni un hogar sin lumbre ni un
español sin pan". La realidad hace decir a Aznar: "Ni
un español sin por lo menos una paletilla serrana en el carro
de la compra del híper."
En la guerra de la prosperidad reinante, el jamón tiene
hasta gloriosos caídos. Al año, 50.000 españoles resultan
heridos al cortar el jamón, según un estudio hecho en
Vélez-Málaga a mayor honra y gloria de Guijuelo y de Trevélez,
de Cumbres Mayores y de Jabugo. El español se compra el jamón
de reglamento, llega a la cocina, lo abre, se pone a cortar las
lonchas de la prosperidad y, ¡zas!, se le va el cuchillo y se
pega un tajo a punto de mutilación en el dedo indice de la mano
izquierda. ¿Una desgracia, dice usted? De ninguna manera: una
maravilla. En la dictadura no había un sólo español herido
por el jamón y muchos por las bolas de goma de la Policía
Armada. ¿Que las bajas laborales y gastos hospitalarios por los
cortes de cuchillo jamonero nos cuestan al año 15 millones de
euros? ¿Y qué? Que no huela a miseria. Más cornás, digo,
más tajos da el hambre.
Cuando comparezca Rodrigo Rato la próxima vez para explicar
lo bien que vamos, debe dejarse de monsergas del déficit
público y del IPC y dar como indicador de la prosperidad este
Indice Sanitas de los heridos al cortar jamón, el Nasdaq Jabugo.
El PP debe incluir en su próximo programa electoral su
intención de llegar a los 100.000 heridos por cortar jamón al
año. En cuanto a Zapatero, lo tiene fácil: basta con que
prometa que si ganan los socialistas, nos regalarán a cada
español un jamonero.
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