28 de octubre de 1982. Victoria del PSOE en las elecciones generales. Ganaron
porque tenían que ganar. Era el generoso pago a los largos y grandes servicios recibidos
por parte de la Casa Blanca y del gobierno de Bonn. Me explico, porque esta Memoria es de
Caballería y aquí se explica todo, no es como en Infantería. Cuando Franco estaba en
sus últimos años y su régimen reblandecido por la inevitable apertura a las libertades
entonces pseudodemocráticas, el futuro de España era un peligro, decían, era un peligro
para aquel Occidente del que el dictador había sido Espada y Centinela, léase pacto con
los americanos y respaldo de Washington a la negación de libertades, mucho "In God
we trust", pero el resto del mundo cristiano, que se las aviara como pudiera con sus
dictaduras por ellos apoyadas. En España, frente a Franco, conviene repetir que apenas
dieron la cara los comunistas, los demócratacristianos de Ruiz Giménez, los socialistas
de Tierno Galván, los carlistas de ambas ramas, tradicionalista y autogestionaria... y
para usted de contar. Portugal había hecho una revolución con claveles y el llamado
mundo occidental temía una Península Ibérica volcada a la izquierda. Conocían,
además, el movimiento pendular del reloj español de la Historia, el trágico juego de la
oca: del absolutismo a la Constitución, de Alfonso XIII a la República, del Frente
Popular al brazo en alto de los aliados de Hitler y Mussolini. Ahora, cuando muriera el
dictador, era previsible otro movimiento pendular en la nación del Movimiento Nacional:
de la dictadura de Franco a la dictadura del proletariado, o poco menos.
Fue entonces cuando vino el
llamado Socialismo Renovado como el aceite a las espinacas para los planes de Washington y
de Bonn sobre el futuro de la península ibérica. Se trataba de que España no se pasara
de bloque, que no hubiera aquí un Otero Saraiva de Calvalho como en Portugal, un general
Spínola con monóculo de la revolución como en Lisboa. En Suresnes, poquísimo antes, se
había producido un secreto golpe de Estado, donde unos muchachos inexpertos desmontaron
el histórico Partido Socialista de Prieto y, sobre todo, de Largo Caballero, y montaron
la Pasarela Cibeles de un Socialismo de Diseño. Les llamaron Partido Socialista Obrero
Español Sector Renovado, para diferenciarlo de los Históricos, que seguían con el rock
duro de la misma banda del PCE y sus proyectos de ruptura democrática tras la muerte de
Franco, gobierno provisional, referéndum sobre la forma de Estado y Cortes
Constituyentes. Estábamos en la Europa "ligh" y el Socialismo de Diseño
inventó la Izquierda Light a la medida de la inminente muerte de Franco.
Lo demás, ocurrió todo
conforme a los designios de nuestros protectores extranjeros. Murió Franco. Fue
proclamado el Príncipe de España y no de Merimée como Rey. La Falange se hizo la
revolución pendiente del "harakiri" aplazado desde el final de la I Guerra
Mundial. Un hombre del Movimiento como Adolfo Suárez trajo la democracia. Sobre los
restos del naufragio de la dictadura, con injertos de grupúsculos de la "sopa de
letras" de la oposición burguesa a Franco, se montó la UCD. Y con todo el apoyo
internacional, que no falte de ná, aquellos muchachos que en Suresnes hicieron el
Socialismo de Diseño lo bordaron conforme a la estrategia diseñada por sus padrinos y
patrones. Se presentaron como la verdadera izquierda, cuando ahí estaba el Partido
Comunista y las Comisiones Obreras. Se presentaron como los que más habían luchado
contra el franquismo, cuando no habían dado un palo al agua. En las primeras de cambio no
ganaron, porque todavía no se había producido el cambio. Eran un producto de marketing
de los americanos y tenían un nombre comercial muy pegadizo vendible: el cambio.
El cambio, en verdad, trataba de no cambiar nada, más que quitar a la UCD para ponerse
ellos y hacer personalismo voluntarista en nombre del socialismo histórico. Izquierda sin
izquierda, lo mismo que había cerveza sin alcohol y café descafeinado. Unos cuantos
errores de la UCD y de Suárez, a la cabeza de ellos la autonomía andaluza y el
referéndum del 28-F, precipitaron la caída de los transfranquistas.
"Tranquilo, Jordi,
tranquilo", dijo el Rey a Pujol la noche de los tricornios largos del 23-F y
"tranquilo, Tío Sam, tranquilo", dijo luego a los americanos la noche de 28-0,
cuando España había dejado de ser centrista para ser socialista. Es un decir. Aquella
noche, en verdad, empezó la frustración y decepción de diez millones de votantes bien
intencionados y fue colocada la primera piedra de la Cultura del Pelotazo y de la
Corrupción. No engañaron, empero, a nadie. Con la de hoteles sobrios y modestos que hay
en Madrid, el autotitulado Partido Socialista Obrero Español se fue para celebrarlo al
muy capitalista Hotel Palace, que como bien sabemos es donde paran todos los obreros
españoles cuando van a Madrid como se fueron los dos diseñadores de Suresnes que se
asomaron a la ventana para que, ay, ay, ay, no te mires en el río...