Estamos en la democracia Assimil. Para
                aprender idiomas no ganamos. Ya chapurreamos catalán, la nueva lengua del Imperio. Las
                lecciones obligatorias las dan en los telediarios, con esa tontería de decir palabras
                catalanas en una frase castellana. Verbigracia:
                --- En Yirona, esta mañana, al president del
                Parlament se ha entrevistado con al consellé de Gubernació.
                Lo que es tan absurdo como si dijeran:
                -- En London, esta mañana, el chairman de
                las Houses of Parliament se ha entrevistado con el minister of Home Policy. 
                Por el lado de las provincias vascongadas o comunidad
                autonónoma vasca, hacemos mejoras por días. Cuando ya habíamos aprendido a decir País
                Vasco nos enseñaron que no, que se llamaba Euskadi. Cuando ya habíamos roto
                en Euskadi, resulta que ahora es Euskal Herría, no sé de qué se euskalerríen...
                Por si fueran pocas las clases obligatorias de catalán y
                de vasco, ahora vamos a tener que aprender alemán. Yo ya sé decir Telefunken, Volskwagen
                y AEG. Deutchland über alles, que significa: "Zoy alemán, cazi ná". Ni
                en la guerra civil España dependió de la Alemania de Hitler como ahora de la Alemania de
                la Unión Europea. La Europa totalitaria de Hitler, una sola Europa para una Gran
                Alemania, fue vencida gracias a Dios por la democracia. A través de la democracia los
                alemanes han conseguido ahora lo que Hitler no logró: que Europa fuera una inmensa
                colonia germana. Nuestra agricultura no depende de Paulino Plata ni de Loyola del Palacio
                (Central): depende de los alemanes. Por los campos de mi Andalucía los campanilleros
                vuelven a escribir la vieja copla: "Desgraciaíto el que siembra/ con la subvención
                ajena/ siempre mirando la cara/ que le ponen en Bruselas."
                Como Pepenúñez está instalado en la modernidad y el
                progreso, sabe que nuestro turismo, como nuestra agricultura, depende de los alemanes. Y
                del mismo modo que Olavide fue a Baviera a por alemanes para fundar las Nuevas Poblaciones
                de Sierra Morena, Nuñez ha ido a Berlín a por más alemanes, que esto es la guerra del
                turismo. El año pasado vinieron casi millón y medio de alemanes a las playas andaluzas y
                Núñez quiere llegar este año a los dos millones, lo que seguro que conseguirá. Igual
                que lo que es bueno para la General Motors es bueno para Estados Unidos, lo que es divino
                para Neckermann es bueno para Andalucía.