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Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 5  de junio de 1999


La fiesta de moros y cristianos de las pateras

Las pateras del Estrecho, vistas por Idígoras y Pachi

Las pateras del Estrecho, vistas por Idígoras y Pachi
 

 

No sólo en el Reino de Valencia, por Villajoyosa la del chocolate y por Elche la de los zapatos de la calle Regina, se celebran fiestas de moros y cristianos. En Andalucía se celebran también. No digo ya en pueblos de la sierra de Cádiz, que con el nombre que tienen algunos, como Benamahoma, están en la obligación de rendir culto a aquellos hijos de Alá que tienen costumbres extrañas, como invadir la península ibérica con Tarik y Muza para trabajar de jornaleros en los latifundios del Cid, pedir Ceuta y Melilla como el que pide café en un bar o dedicarse a la venta de bolsos falsos de Christian Dior y relojes de Cartier más falsos todavía.

Es más: la Historia de Andalucía es una continua fiesta de moros y cristianos. A veces se está de parte de los moros y a veces se está de parte de los cristianos. Durante la dictadura, a pesar de "nuestra tradicional amistad con los países árabes" y a pesar de que España había tenido a Marruecos como Protectora hasta la independencia magrebí de 1956 (si mal no citamos el año), los que estaban de moda eran los cristianos. Se celebraba el centenario de la reconquista de Sevilla por San Fernando o el aniversario de la reconquista de Granada por los Reyes Católicos, "Isabel y Fernando y el espíritu impera", que aprendieron a cantar cuando eran flechas de Falange todos estos que ahora van por la vida de progresistas, igualitarios y solidarios. Llegada la democracia, se empezó a escribir la historia justamente al revés, y lo que era la Reconquista pasó a ser la Conquista. Y los cristianos, que eran los buenos, empezaron a ser los malos, mientras que los moros eran todos estupendos en el tebeo del "Guerrero del Antifaz" que siempre es la manipulación de nuestra historia.

--- Y a los romanos, que les vayan dando...

Eso, a los romanos, que les vayan dando, porque con el advenimiento de la democracia muchos ayuntamientos se hicieron, por andalucistas, islamizantes, mientras que de los romanos apenas si se acordaban los de la UCD, pero como eran de derechas como aquel que dice, herederos del franquismo, pues no tenía mérito, porque la dictadura siempre entendió la cultura de la Bética romana como un teatro clásico montado por Tamayo en las ruinas de Itálica, defender a Roma aquí siempre ha sido una ruina, a pesar de los "aires de Roma andaluza", tan manoseados en el verso citadísimo de Federico.

Blas Infante era más de los moros que de los cristianos y nuestra autonomía, por tanto, tenía que ser más de los moros. Pero sólo verbalmente. A los moros se les defiende muy bien sobre el papel, "Moros sin fronteras" o "Moros Unidos", en plan ONG. Otra cosa es que el moro se te presente aquí y te pida trabajo en la fresa de Huelva, y jornal digno en los cultivos de Almería, y un convenio colectivo y una cosa en la construcción de la Costa del Sol. Y mucho más todavía que el moro llegue en plan Tarik y Muza, o como el moro de la trompeta del chiste de Gandía sobre Guzmán el Bueno, tururú, tururú. No es admisible, por muchas raíces islámicas que tenga nuestra autonomía, que los moros les quiten el puesto de trabajo a los cristianos.

--- ¿Y eso por qué, si todos somos hijos de Dios?

Porque ellos son hijos de Alá y nosotros hijos de Nuestro Padre Jesús el Rico, o del Greñúo. Y además, porque a la Unión Europea no les gustan las fiestas de moros y cristianos ni mijita. A pesar de la de jornales que se ha ganado en el Parlamento Europeo ese Diego de los Santos, no ha logrado transmitir un ápice del fervor islamizante de su partido al continente rico, blanco y cristiano. Que es el que nos impone que seamos todos San Fernando y Reyes Católicos en una sola pieza, para volver a arrojar a los hijos de Tarik y Muza al otro lado del Estrecho, en la nueva Reconquista que nos impone Europa. Santiago, que era el Matamoros por antonomasia, es uno de "Málaga acoge" al lado de la inquina contra los marroquíes y africanos en general que nos impone Europa. Somos los andaluces especialistas en ofrecer nuestra tierra a los que mandan, para lo que gusten mandar. Morón y Rota para los americanos y los bordes del Estrecho libres de moros para mayor honra y gloria de Europa.

El único moro que nos gusta es el de la "Operación Paso del Estrecho", porque sólo lo sufrimos unos días, y el resto del año lo padece Europa como inmigrante, no nosotros. Cuando llega el verano y viene la morería a favor de querencia, las ciudades se llenan de rótulos que ponen "Algeciras" en árabe. ¿Generosos y paternales que somos con ellos? No, en absoluto. Ponen esos letreros para que se vayan todos directamente a Algeciras, sin que paren un solo momento en las ciudades andaluzas. En cuanto a las pateras, es la fiesta de moros y cristianos de siempre. Hombre, si en vez de venir en patera llegaran en los yates de los árabes ricos de Puerto Banús, ¿tú no ves?, ya sería otra cosa... A pesar de lo cual la gente se acuesta con la conciencia muy tranquila, convencidos de que aquí somos muy antirracistas y muy tolerantes porque una vez leímos el elogio de la babucha y la chilaba en Blas Infante.

 

 

 

 

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