Cuando en el desaparecido Teatro San Fernando las folklóricas iban a cantar uno de sus grandes éxitos, decían: "Y a continuación, respondiendo a la petición de este público que tanto quiero y tanto me quiere, voy a interpretar la canción que lleva por título ..." Hoy, la verdad, me siento una mijita folklórica. Y menos mal que escribo con el teclado del ordenata. Porque si usara pluma y me sintiera folklórica, pues ya me contarán: ¡a una carroza del Orgullo de cabeza! Hoy me siento como las artistas que atendían las peticiones de su publico, porque han sido varios los lectores que me han animado a que recupere ("retome", dicen los cursis) las sabatinas de exaltación, glosa, elogio y defensa del habla sevillana, que interrumpimos allá por el día de San Fernando. El pie me lo da una amiga, que me dijo el otro día:
-- ¿No te parece fatal que la Academia haya admitido en el Diccionario la palabra "almóndiga", así tal como suena?
Pues no sólo no me parece fatal, sino poco. Como Bambino de Utrera en su canción famosa: "Y tó me parece poco". Hombre, me parece poco porque sí, en efecto, la RAE ha admitido en el DRAE (¡toma ya acrónimos!) la voz "albóndiga" escrita y pronunciada como por aquí abajo. Pero con muchas precauciones. Demasiadas. Pone: "Almóndiga. 1. f. desus. albóndiga. U. c. Vulg." Pues miren, señores académicos de la Española, que tienen ustedes una corporación con nombre de confitería antigua o de tienda de zapatos de la Alcaicería de la Loza: almóndiga ni es voz desusada ni es un vulgarismo. Es palabra que puede escucharse en todas las barras de los bares a los más ilustres y letrados sevillanos al pedir la tapa. Lo que pasa es que la Academia tiene muy mal oído, y ha escrito "almóndiga". Y no es "almóndiga": es "arbóndiga". Por la suprema ley ortográfica de don Pedro Muñoz Seca, que le hizo decir al maestroscuela de una de sus obras aquella suprema lección andaluza:
-- Niños: sordao, barcón, esparda y mardita sea tu arma se escriben con ele...
Los académicos escriben almóndiga con ele, como la calle Alhóndiga, pero las buenas, las de choco, las de carne de hebra, las de pollo, se pronuncian con esa erre en que toda ele implosiva se convierte en sevillano: "armóndiga". Como "artamuces".-
Lo que me parece fatal --díjele a la amiga que me ha hecho retornar a estas sabatinas del habla-- es que la Real Academia Española sea tan poco Española de todas las Españas, especialmente de Andalucía, y tanto de Hispanoamérica, donde hablan como nosotros el español que por cierto salió en los galeones desde Sevilla. Con otras palabras: que la RAE le ponga paño al púlpito a todas las hermosas voces hispanoamericanas y desprecie e ignore el riquísimo léxico andaluz. Y que cuando lo admite en el DRAE, ya han visto con la almóndiga: dicen que son palabras desusadas y vulgarismos. Ay, si los hispanoamericanos dijeran "artamuces" en vez del vulgar y desusado "altramuces": ¡ya mismito estaba en el Diccionario! La Academia desprecia a Andalucía y los pocos paisanos que tienen allí sillón no ponen en la defensa de nuestras palabras el ardor que le echaba mi maestro don Manuel Halcón Villalón-Daoiz, marqués de Villar del Tajo, que se hartó de admitir palabras del campo andaluz en el Diccionario.
Y ya que estamos con el "oído, cocina" de la Lengua, lo de las almóndigas es como lo de los montaditos. ¿Se quiere usted creer que la Academia no sabe lo que es un montadito? Admite "montado": "4. m. Loncha de jamón, lomo, etc., sobre una rebanada de pan". No, mire usted, eso será en Madrissss. En Sevilla eso no es ni un montado ni un montadito: eso es un Caballito de Jamón, joé, tapa sevillana clásica donde las haya. El montado es un bollito abierto por la mitad, tostaíto, calentito, y relleno ora de jamón, ora de pringá, ora de chorizo... ¿A que los empresarios sevillanos de Los 100 Montaditos van a tener que mandarles dos palés de montaditos a los académicos, para que los excelentísimos despreciadores del habla andaluza se enteren de lo que es un montadito? ¡Ay, pero si el montadito fuera de México, o de Chile! Hasta mojoso estaría ya, de tanto tiempo metido en el Diccionario...
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