Me
llamó el bético de la antigua observancia, de los que conservan como una reliquia la
caja de zapatos de la tortilla del partido de Utrera, y me dijo:
-- Oye, 5 a 1 en dólares,
¿cuánto es?
No pude entonces, porque la
catástrofe del hundimiento del Titanic no estaba aún completamente organizada,
responderle lo que le digo ahorita por medio de las gacetas:
-- Pues mira, 5 a 1 en
dólares es...Clemente.
Ole el arte. Este es mi Betis
bueno, que no nos lo merecemos. De momento, entre Clemente y lo que no es Clemente, los
articulistas tenemos asegurado ya el jornal hasta el final de Liga. El Betis estaba
convertido en un Palmar de Troya hasta con el "fagamos una obra tal" de
basílica nueva y todo y necesitaba como el comer un Clemente. Clemente Domínguez o
Javier Clemente, da lo da lo mismo. El Palmar o La Palmera. Arte. Los vascos estaban
deseandito tener a Clemente para formar una selección nacional. Ea, pues sin tanto
Arnaldo Otegui, sin tanta bronca de los curas arrepentíos y sin autodeterminación, aquí
hemos tomado la determinación de nombrar mister a los desechos de tienta y cerrado de la
selección nacional. Ya sólo nos hace falta convertir al Betis en la selección nacional
de Andalucía. ¿Entrará Clemente en el pacto de Estella?
Pero, por favor, Clemente: no
te quedes con la gente. Clemente es de sevillana del mírala cara a cara. El Betis bailó
la Primera con Aragonés, míralo cara a cara que es la Primera, y la Segunda con
Oliveira, vamos para Segunda. Con Cantatore, dijeron: "Vamos con la tercera..."
Y el argentino respondió: "Este... que esto no tira." Y sin mirar siquiera si
era del chiclé o si es que no tenía gasolina, cogió Puerta, Camino y Mondeño. Ahora
vamos con la cuarta, que es Clemente. Hay quienes dicen que es un entrenador de
transición, porque el verdaderamente bueno será el quinto, por aquello de que no hay
quinto malo. Y como no hay quinto malo, el cuarto puede ser peor, peor que el tercero,
peor que el segundo y peor que el primero.
Los béticos de la antigua
observancia volvemos a encontrarnos las entretelas del alma blanquiverde en estos duelos y
quebrantos de los lunes, suspiros de los martes, sinsabores de los miércoles y así toda
la semana, que para el sentimiento trágico de la vida todas las de la Liga son Semanas de
Pasión, como si al final se jugara por la mañana el partido del Domingo de Ramos. Nos
sacaron al Betis de las raíces de la historia y nos lo quisieron meter en Wall Street,
pero ése no es nuestro Betis. El Betis es como la maría del Polígono que la llevan a
vivir de golpe a República Argentina porque le ha tocado la primitiva, que la pobre está
desnortá porque no sabe ni dónde está el supermercado. Lo nuestro es de Simago, no de
Loewe, lo nuestro son los dolores, no los dólares. Que algunos, locos con los dólares,
son capaces de traerse a Michael Jordan para arreglar esto, sin saber que la pelota de
Michael Jordan es otra clase de pelota. Clemente puede dar mucho que hablar y más que
escribir. Traer a la guasa de Sevilla un tío con tanta guasa es como hacer una
importación de polvorones en Estepa. Pero todo es tan clásico, tan agónico, que los
béticos de la antigua observancia estamos encantados.
De momento el Betis ha
convertido el farolillo rojo en farolillo verde. Que digo yo que hay que tener arte. Nadie
ha pagado tanto nunca por un farolillo rojo. En dólares. Pero no hay que preocuparse. La
culpa de todo la tiene Agromán.