La
realidad siempre imita al arte de la escritura. El 15 de
junio, en la guasa de la ficción, escribí aquí mismo: "En la Federación
Española de Fútbol están que no les llega la camiseta al cuerpo. No es por nada. Es por
Lepe. Verán ustedes. En su último pleno plenario, extraordinario y plenipotenciario, el
Ilustrísimo Ayuntamiento de Lepe, tierra noble donde las haya, ha aprobado la Ley Local
del Deporte, que establece que Lepe tiene todo el derecho, ¿por qué no va a tener
derecho, joé?, a formar su propia Selección Nacional Lepera de Fútbol."
Bueno, pues lo que decía de
guasa lo han aprobado, pero en serio los señores de la mayoría parlamentaria andaluza.
Siento decirlo, y más hoy, que es 4 de diciembre, aniversario de una esperanza, que se ha
convertido en cabo de año de misa funeral por la muerte de una ilusión en nuestra
tierra. La ilusión colectiva en Andalucía nació tal día como hoy, un 4 de diciembre, y
murió luego, a manos de los partidos centralistas, de la LOAPA y de otras enfermedades
infecciosas transmitidas por agentes bastante conocidos. La utopía de la autonomía
andaluza de aquel 4 de diciembre murió de SIDA, Síndrome de Desinterés en la
Autonomía. Tenemos un gobierno, pero da igual. Tenemos un Parlamento, pero da igual.
Tenemos un Estatuto, pero da igual. Tenemos un himno y una bandera, pero da igual. No
tenemos un pueblo, que es lo que hubo aquel 4 de diciembre, un pueblo en pie. Los
andaluces cantaron "andaluces, levantáos". Lo malo es que se volvieron a
sentar, una vez cantado el himno y ocupados los últimos objetivos de la Junta por el
Partido Socialista. Y hasta hoy.
Así tenemos un Parlamento de
la Señorita Pepis, donde la pregunta del millón es: "¿Sabría usted decirme quién
es el jefe de la oposición del PP en el Parlamento Andaluz?" El Parlamento se dedica
mayormente a la cría del canario flauta, como esto de la Ley Andaluza del Deporte, de
chiste, y la Selección Nacional Andaluza de Fútbol, de chiste de Lepe. Mire usted, para
que haya una selección nacional de fútbol primero tiene que haber una nación, y para
que exista una nación tiene que haber antes un pueblo. ¿Selección Nacional, de qué? Si
aquí no se ha resuelto el principal problema autonómico del deporte, que es que la gente
sigue confundiendo la bandera de Andalucía con la bandera del Betis, y tomándola a
chufla, ¿a qué viene una selección nacional? Si la autonomía sólo ha servido para
crear una carísima y gigantesca descentralización administrativa que ha multiplicado los
gastos, y para convertir a Andalucía en un inmenso mercado electoral, en una gran
superficie de votos, en un Pryca de las mayorías y un Continente de los bastiones
inexpugnables del felipismo, ¿a qué selección nacional?
Esto pasa por culpa del puente
aéreo Sevilla-Barcelona que últimamente me traen los lamentables socios de Chaves.
Claro, van a Barcelona y se creen que aquí hay un pueblo como allí, cuando ellos mismos
son los culpables de haber roto hasta la ilusión en el andalucismo y desde luego la
confianza en sus líderes, que se ha visto y demostrado que tomaron la verde y blanca en
beneficio propio, para colocarse como chicos para todo de Chaves en San Telmo y hallar
acomodo a los adictos del aparato del partido en las delegaciones provinciales de la
cuestión. Más que selección nacional, pues, me pido simplemente nación. ¿Y qué
nación va a haber con un gobierno autonómico que hasta ayer por la mañana fue el Manolo
el del Bombo del centralismo y ahora ni siquiera sabe ejercer de Ultrasur?